02/03/10

BATISTA Y LOS CASTRO


Vale la pena comparar a Batista con los Castro tras la muerte a los 85 días en huelga de hambre de Orlando Zapata Tamayo, un disidente de 42 años, preso de conciencia reconocido por Amnistía Internacional, que desde los 35 sufría en prisión innumerables sevicias, incluyendo palizas racistas.

Era un trabajador manual, negro y pobre, y en todo lo cubano es importante recordar la raza porque el castrismo, con alguna excepción para el escaparate, está regido sólo por blancos.

Nacido ocho años después del triunfo castrista, como muchos jóvenes sólo se hacía preguntas. Hasta que se integró en el Proyecto Varela, formado por disidentes pacíficos y algunos angelicales del Movimiento Cristiano Liberación.

No era un Grapo multiasesino, ni De Juana Chaos, no, ese huelguista de hambre, etarra que masacró a 28 seres humanos al que en España se le trató como a un benefactor de la humanidad.

No: fue encarcelado durante la “Primavera Negra” de 2003 con otros 75 disidentes que sólo querían usar un huequecillo que había dejado por descuido el artículo 88 de la Constitución comunista. Con 10.000 firmas podían pedirse mayores libertades públicas, pero inmediatamente derogaron tal artículo.

Como todos los dictadores, Fulgencio Batista era detestable, pero comparado con Fidel Castro, Raúl y la patibularia tropa de viciosos y corruptos vividores que pisotea Cuba desde 1959, era un virtuoso.

Hijo de independentistas cubanos, nunca mató tanto a sus disidentes como los Castro a los suyos, quizás porque siendo mulato y pobre estaba menos convencido de su propia grandeza que esos Castro, descendientes de gallego y canaria, blancos y latifundistas, aunque su latifundio hoy es todo el país.

Cuando los hermanos atacaron el cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 con 135 guerrilleros, provocaron decenas de muertos.

Detenido Fidel, fue condenado a quince años de cárcel, pero a los 22 meses, tras vivir como blanco rico en prisión, fue amnistiado por Batista.

Qué diferente final el de un negro pobre y pacífico bajo el castrismo.


MANUEL MOLARES DO VAL

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