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29/04/10

VÍCTIMAS DE BURKA


Sus machos empezaron obligándoles a ponerse el chador o el pañuelo que iban abandonando antes de la revolución iraní, y poco a poco muchas musulmanas residentes en Europa están siendo sometidas para que usen prendas que las encierren cada día más, y que ni siquiera eran comunes en sus países de origen, como los nikab, que sólo les libera los ojos, o los burkas, que las encierra totalmente.
 
Quizás terminen imponiéndole algo así a la niña Najwa, que quizás termine siendo la cuarta mujer de un polígamo, y que a los 16 años empieza a ir al instituto sometiéndose al velo convertida en bandera de los islamistas y de los progresístas reaccionarios, como el ministro Gabilondo.
 
Ahora, y aunque el Gobierno Sarkozy lo pretenda, el Consejo de Estado francés dice que no pueden prohibirse los burkas en áreas públicas de su país.
 
Defiende “los derechos de quien lo lleva”, olvidando los derechos de quien debe soportarlos caminando entre ellos en todo momento y lugar, no sólo en carnavales, o en la Semana Santa española como si fueran penitentes perennemente encadenadas.
 
Porque agreden a las libertades ciudadanas. Atacan a todos obligándolos a vivir entre esas mazmorras dentro de las cuales podría haber no mujeres, sino hombres, delincuentes comumes o terroristas.
 
La derecha libertaria es la escuela de pensamiento que defiende con mayor energía su uso voluntario. Pero, con qué voluntariedad puede hablar la mayoría de las prisioneras-esclavas, ignorantes de la libertad que deben tener todo ser humano.
 
Los multiculturalistas, mezcla de new age, fidel-chavismo, hadices mahometanos y la Pachamama de Morales, proclaman la igualdad de todas las culturas, incluyendo las más bárbaras, y defienden el valor de estas vestimentas.
 
Pero cualquier librepensador siente una triple desazón: por la dignidad de la encarcelada, por la suya propia, testigo de esa indecencia, y porque ignora qué tipo de personaje se oculta debajo, ya que muchos terroristas huyeron disfrazados así, entre ellos varios en el Reino Unido.
 
Si siente la triple desazón descrita arriba, también usted es víctima de ese burka que nos encarcela a todos.


MANUEL MOLARES DO VAL

12/04/10

CARRILLO FRENTE A PINOCHET


En 1955, veinte años antes de la muerte de Franco, Santiago Carrillo propuso la “Reconciliación Nacional” de los españoles olvidando la guerra civil, deseo que plasmó desde 1976 cuando volvió del exilio y apoyó como Secretario General del Partido Comunista la Ley de Amnistía de 1977 y la Constitución de 1978.

Mantuvo esa postura hasta que el 18 de marzo de 2005 le organizaron una fiesta por su 90 aniversario.

Durante el acto Rodríguez Zapatero le anunció a modo de regalo que en ese mismo momento unas grúas retiraban la principal estatua de Franco en Madrid.

Carrillo tiene ya 95 años y excelente memoria selectiva: aquel día olvidó la reconciliación y volvió a la guerra civil, a la derecha cruel y asesina, y a la izquierda bondadosa y heroica.

Estos días está presentando su último libro, “Los viejos camaradas” (Planeta) en actos en los que denuncia al PP como golpista similar a Pinochet.

Pero vivió ocho años bajo dos gobiernos de Aznar, más intransigente que su heredero, Mariano Rajoy, y su vida y la democracia se desarrollaron sin quebranto.

Y aunque su buena dialéctica le permite aparecer como un viejo sabio incapaz de dañar a nadie, puede recordarse que, como todos los dirigentes políticos alrededor de la guerra civil en ambos bandos, ha dejado muchos cadáveres.

Siendo joven comunista amenazó públicamente, por escrito, con pegarle un tiro a su padre por traidor socialista: qué habrá hecho con gente menos cercana.

Por ejemplo, como Consejero de Orden Público en Madrid fue responsable del asesinato de unos 6.000 derechistas en Paracuellos del Jarama, en noviembre de 1936.

Doble número de muertos que Pinochet durante su golpe de Estado de 1973 y sus 17 años de dictadura: debemos recordarlo cuando lo oímos ahora, tan pacífico, evocando al dictador chileno.


MANUEL MOLARES DO VAL