10/12/09

ANTISEMITISMO BOLIVARIANO


El 30 de enero de 2009, 15 individuos fuertemente armados tomaron por asalto la sinagoga Tiferet Israel, en el vecindario de Maripérez en Caracas, Venezuela. Sometieron a los dos guardias, robaron las instalaciones y procedieron a profanar el templo, arrojando al suelo el Torah y otra parafernalia religiosa, y culminaron pintando las paredes con frases antisemitas. Entre lo que escribieron se puede leer: “Fuera, muerte a todos”, “Maldito Israel, muerte”, “666” (marca de la bestia) junto con un dibujo del Diablo, “Fuera judíos”, “No los queremos, asesinos,” una estrella de David, un signo igual y una esvástica, etcétera.

Aun siendo extremo, este evento no es ni aislado ni carece de precedentes. En los últimos cuatro años ha habido señales alarmantes de manifestaciones contra los judíos orquestadas por el Estado, incluyendo una declaración en la Navidad de 2005 hecha por el mismo Hugo Chávez: “El mundo tiene para todos, pues, pero resulta que unas minorías, los descendientes de los mismos que crucificaron a Cristo, los descendientes de los mismos que echaron a Bolívar de aquí y también lo crucificaron a su manera en Santa Marta, allá en Colombia. Una minoría se adueñó de las riquezas del mundo…”.

Ya en noviembre de 2004 la policía incursionó en el centro social, educativo y deportivo Hebraica con la excusa de buscar armas y explosivos. Como en el caso del ataque preventivo de su Némesis, George W. Bush, las armas de destrucción masiva nunca se materializaron. Pero encontrarlas tal vez nunca haya sido el propósito de esta incursión bizarra: el evento estuvo calculado para coincidir con la llegada de una visita oficial de Hugo Chávez a Teherán. Ésta, al menos, es la interpretación que Sammy Eppel, director de la Comisión de Derechos Humanos de la fraternidad Hebrea de Venezuela, hizo del evento: “Chávez le estaba mostrando a Irán: ‘Así es como yo lidio con mis judíos’ ”.

De acuerdo a la Conferencia Mundial Contra el Antisemitismo, que se llevó a cabo en Londres en febrero de 2009, entre octubre y diciembre del pasado año los medios de comunicación chavistas se tornaron notablemente más agresivos: Aporrea publicó 136 textos antisemitas; y desde el comienzo del año hubo un promedio de 45 publicaciones de esta naturaleza cada mes. En los 30 días entre diciembre 28 de 2008 y enero 27 de 2009, coincidiendo con la invasión israelí a Gaza, el número se incremento a un promedio de cinco diarios. En el caso de Vea, la organización alega que el contenido antisemita pasó de un solo texto en octubre de 2008, a 13 en noviembre y 16 en diciembre. Entre finales de diciembre y finales de enero esta misma publicación también promedió más de cinco piezas por día.

Aunque este tipo de conteo puede desdibujar la distinción entre las críticas a las políticas israelíes vis a vis, los palestinos y el puro antisemitismo, la prominencia de temas, tonalidades y sentimientos clásicamente antisemitas es tan asombrosa como innegable. Así, como mínimo, desde la guerra en el Líbano en 2006, los comentarios antisemitas se han hecho habituales en los medios de comunicación que, o están controlados por el gobierno o se encuentran ideológicamente cercanos a éste, tal como Vea, aporrea.org, Cadena Venezolana de Televisión (VTV), especialmente su programa La Hojilla, y en las estaciones de radio públicas y comunitarias. Por ejemplo, Mario Silva, el ancla del principal programa de televisión del chavismo (La Hojilla), declaró en noviembre de 2007, en un momento en que se consolidaba un movimiento estudiantil contra Chávez, que la familia Cohen, dueña de la cadena de centros comerciales Sambil, “son financistas de todo esto que está pasando. Repito, a mí no me van a acusar de antisemita. He dicho desde hace bastante tiempo que aquellos empresarios judíos que no están metidos en la conspiración lo digan. Y muchos del movimiento estudiantil que está ahorita activado tienen que ver con ese grupo”.

El mismo Chávez ha estado a la delantera en el esfuerzo por igualar a Israel con Hitler, para luego envolver a la oposición venezolana en un halo de conspiración judía. Es así que el 26 de agosto de 2006, en una visita a China, Chávez declaró que “Israel critica mucho a Hitler. Nosotros también. Pero han hecho algo parecido, que sé yo si peor, a lo que hacían los nazis contra medio mundo. Eso es fascismo”. Recientemente, el 10 de enero de este año, en los días previos al plebiscito para validar la reelección permanente de Chávez, el líder venezolano metió en un mismo saco a los judíos, el imperio y la oposición interna contra él: “Los dueños de Israel, en otras palabras, el Imperio, son los dueños de la oposición”.

Estas invectivas contra los medios desde las altas esferas del gobierno encuentran su eco en los medios de comunicación chavista, en demostraciones de hostilidad pública, actos de vandalismo, intimidación y graffiti. Un ejemplo flagrante, y tristemente sintomático, es un artículo del 20 de enero de 2009 escrito por Emilio Silva en aporrea.org, titulado “Cómo apoyar a Palestina contra el Estado artificial de Israel”. En éste, Silva llama a que se tomen una serie de medidas orientadas a aislar a la población judía dentro de Venezuela, así como a sus supuestos aliados, en ultima instancia la oposición venezolana en pleno; también llama a la aplicación de medidas internacionales para apoyar la lucha palestina contra Israel, llama a la destrucción del Estado de Israel y asocia al judaísmo con intereses imperiales “euro-gringos”, en lugares tan alejados y dispares como Afganistán, Congo y Colombia. Más allá de los detalles de su programa político, el tono de la crítica, que encuentra amplia resonancia en la prensa chavista, muestra claramente la impronta del antisemitismo moderno. Así, Silva caracteriza al enemigo como esos “hebreos sionistas” a quienes “les duele más el bolsillo que cualquier otra cosa (incluyendo Jehová)”, y hace un llamado a sus lectores para “emplazar públicamente a todo judío que se encuentre en cualquier calle, centro comercial, plaza, etcétera, a que tome posición vociferándole consignas a favor de Palestina y en contra del Estado-aborto de Israel”. El efecto general de esta retórica antisemita es el de cristalizar, bajo la figura del judío, al enemigo interno y externo del chavismo, que luego puede ser o bien expulsado del cuerpo de la nación como un elemento extraño, o sometido públicamente a los designios del pueblo.


El antisemitismo juega un papel crucial en la ideología del chavismo, mejor sintetizada en los escritos del argentino ultranacionalista y negador del Holocausto, Norberto Ceresole. Ceresole contaba con una larga historia de lazos cercanos con elementos popular-nacionalistas al interior de varios ejércitos de Latinoamérica, más notablemente, el presidente del Perú, Luis Velasco Alvarado, a quien sirvió de consejero, y la facción putchista del ejército argentino, conocidos como los carapintadas. Fue a través de este último grupo que Chávez conoció a Ceresole, quien apareció por primera vez en la escena venezolana en 1994 y le sirvió de asesor. A Ceresole lo expulsó de Venezuela la inteligencia de ese país en junio de 1995, acusado de ser propagandista del fallido golpe de Estado de Chávez contra el presidente Carlos Andrés Pérez. Reapareció poco después de que Chávez llegó al poder, en 1999, llegando a estrechar lazos con altos miembros del gobierno. Norberto Ceresole murió en 2003.

Ese mismo año publicó Caudillo, Ejército, Pueblo: La Venezuela del Comandante Chávez, un libro que esboza las ideas y estrategias políticas de Chávez de manera mucho más cercana que los escritos del libertador Simón Bolívar, a quien Chávez rutinariamente nombra como su fuente de inspiración ideológica. Chávez ha defendido repetidamente el pensamiento de Ceresole, a pesar de su posición controversial dentro del movimiento chapista —particularmente entre el ala más moderada, para la cual la posición antisemita de Ceresole no era precisamente el menor de sus defectos—. Tan recientemente como mayo de 2006, Chávez se refirió a Ceresole en su programa de televisión Aló, Presidente como un “gran amigo” y un “intelectual que merece gran respeto”.

El boceto que Ceresole hace del chavismo se basa en la triangulación entre el líder, el pueblo y el ejército, donde lo fundamental es la relación física y corporal entre estos tres elementos, articulados por la figura de Chávez. Ceresole interpretó el mandato de Chávez a raíz de su primer triunfo electoral en los siguientes términos: “La orden que emite el pueblo de Venezuela el 6 de diciembre de 1998 es clara y terminante. Una persona física, y no una idea abstracta o un ‘partido’ genérico, fue ‘delegada’ —por ese pueblo— para ejercer un poder”.
Consistentemente con esta interpretación, Ceresole diferencia al chavismo del fascismo, al cual se refiere, de manera poco candorosa, como “los nacionalismos europeos de la primera posguerra”, en base al hecho que en el primero no hay una estructura de partido predominante, siendo en cambio lo fundamental la relación física inmediata entre el líder y el pueblo, con todas las otras instancias políticas figurando meramente como canales de transmisión entre ambos. No es, por tanto, una coincidencia que Human Rights recientemente haya declarado que “un rasgo definitorio de la presidencia de Chávez ha sido el desprecio por el principio de la separación de poderes establecido en la Constitución de 1999 —y, específicamente, la idea de que un sistema judicial independiente es indispensable para proteger los derechos fundamentales”. La corporalizacion chavista de la política busca obviar todas las instancias representativas en favor de una relación visceral inmediata entre el líder y sus seguidores. Dentro de una semejante figuración de la política, cualquier visión alternativa es expulsada del cuerpo de la nación y reducida a un elemento ajeno y monstruoso que debe ser aniquilado.


En un esquema como éste, la figura del judío resulta altamente conveniente y los escritos de Ceresole exhiben la paranoia antisemita más tradicional. No es coincidencia que el primer encabezado de la introducción al libro de Ceresole sobre Chávez sea “La ‘cuestión judía’ y el Estado de Israel”. El lugar del antisemitismo en un libro semejante puede resultar extraño, pero Ceresole explica sus razones con suficiente claridad: “Nunca antes en mi vida había percibido el ‘problema judío’ hasta el momento en que descubrí, empíricamente, que los llamados ‘atentados terroristas de Buenos Aires’ (1992 y 1994, a cuyo estudio dediqué hasta el momento cuatro libros) correspondían a una crisis interna del Estado de Israel y no a la acción de un supuesto ‘terrorismo islámico’. Fue en ese momento, a partir de 1995, que ‘los judíos’ irrumpen en mi vida. ‘Los descubría de pronto no tales como los había conocido hasta entonces, es decir como individuos distintos unos de otros, sino como elementos imposibles de desprenderse unos de otros, un grupo unido por el odio, y para usar el término que prefieren, la ‘cólera’ ”.

Así, Ceresole atribuyó la bomba al Centro Judío de Buenos Aires, que ocasionó la muerte de 87 personas y dejó heridas a más de 100, a los propios judíos. Es interesante que la reacción de Chávez ante el saqueo de la sinagoga Tiferet Israel no fue muy diferente: sólo se podía tratar de un ataque perpetrado por la oposición contra su régimen. Igualmente, Chávez ha estado entre los promotores de la idea de que los ataques del 11 de septiembre fueron el resultado de una conspiración orquestada por el gobierno de Bush orientada a culpar a los militantes islámicos y así justificar sus planes para invadir a Irak.

De manera más general, a pesar del romance entre Chávez y una retahíla de superestrellas intelectuales de una cierta izquierda (desde Antonio Negri hasta Oliver Stone), la ausencia de consideración por las instancias representativas en última instancia convierte a la ideología y a las ideas en general en un reflejo escuálido de los gestos y gesticulaciones robustas del líder. Para decirlo en palabras de Ceresole: “El modelo venezolano no es una construcción teórica, sino una emergencia de la realidad. Es el resultado de una confluencia de factores que podríamos definir como ‘físicos’ (en oposición a los llamados factores ‘ideológicos’) que no habían sido pre-pensados”. En lugar de partidos políticos, instituciones representativas y, sobre todo, ideologías, el chavismo se ve a sí mismo como una relación física entre el pueblo y Chávez, con el amor como el cemento poderoso que los aglutina, y la mierda como la sustancia íntima de la oposición.



Muy en línea con el boceto de Ceresole, diez años de régimen chavista han socavado la autonomía que las instituciones representativas pudieran haber ejercido en la mediación política. Este proceso ha sido ampliamente documentado por Human Rights Watch, quien, entre otras cosas, afirma que “en 2004, Chávez refrendó leyes que hicieron posible que sus seguidores en la Asamblea Nacional a la vez purgaran y abarrotaran la Corte Suprema con simpatizantes del régimen […] desde que se consumó esta toma, típicamente la respuesta de la corte a las medidas gubernamentales que amenazan los derechos fundamentales ha sido de pasividad y aquiescencia”. Existe discriminación rampante contra los miembros de la oposición en las prácticas de contratación gubernamental, en la emisión de documentos de identidad y en el uso de agencias del gobierno como base electoral, etcétera. En lugar de instituciones de representación independientes, el régimen ofrece amor, desbordante y sin sosiego, entre el líder y las masas.

Así, por ejemplo, en la reciente campaña por el referéndum para abolir los límites a la reelección presidencial, el lema principal era “Amor con amor se paga”, una frase que promovía la idea de que el amor espontáneo y desbordante de Chávez por el pueblo viene con obligaciones que deben ser correspondidas. El problema con sustituir la protección institucional de los derechos con el lenguaje del amor es que cualquier señal de desencanto puede ser leída como falta de amor, como ingratitud o como una afiliación oculta a los designios del enemigo foráneo: el capitalismo, el “imperialismo euro-gringo”, o, mejor aún, el Imperialismo Sionista-Fascista-Euro-Gringo.

Más allá de las apariencias, el chavismo sufre de dificultades crónicas para fijar un enemigo estable. A pesar de esfuerzos constantes por reducir a la oposición a una minúscula oligarquía interna respaldada por el imperialismo, las fricciones sociales se multiplican y los enemigos proliferan, desde los sindicatos de trabajadores hasta el movimiento estudiantil, la Iglesia, las organizaciones de la sociedad civil, etcétera. Estas dificultades se reflejan en la incontinencia verbal institucionalizada de Chávez (con actuaciones semanales en su show Aló Presidente), así como en una arriesgada, a la vez que calculada, estrategia mediática basada en ganar perfil a los ojos del público a través de una combinación de medidas inesperadas, gestos dramáticos, amenazas e insultos. En este sentido, la personalidad mediática de Chávez es consistente con la estrategia fascista de hacer a un lado toda forma protocolar y sustituirla con la gestualidad excesiva del payaso. Chávez es el Ubu Roi de Venezuela: constantemente cambiando las reglas del juego para desorientar al oponente.

La dificultad para fijar un enemigo estable es sólo el anverso de la incapacidad del chavismo para estabilizarse a sí mismo. La inestabilidad del chavismo es endémica. Las razones para ello son varias, y este no es el lugar para analizarlas en detalle. Simplemente digamos que dicha inestabilidad nace, en parte, del intento desmesurado de instaurar una revolución de corte jacobino, con todo lo que ello implica de centralización estatal, bajo condiciones de la más intensa globalización, que hacen que un intento tal o bien continuamente se atasque o, si no, se descarrile. En gran mediada ocasionada por esas mismas dificultades, la inestabilidad también nace de una política deliberada de debilitar a las instancias representativas y reemplazarlas con “amor” y un cálculo político que permite que el líder satisfaga su propia visceralidad contra sus enemigos. El resultado más inmediato de premisas tan apasionadas y sentimentales es una percepción de la política, y de la vida política, como un combate agonístico, cuerpo a cuerpo, entre “el pueblo”, unido por el “amor”, y una serie de enemigos proliferantes, unificados sólo por el odio —la “ira” demasiado bíblica que Ceresole le imputa a los judíos.

El papel del mal como la fuerza aglutinante de la oposición es central en el vocabulario político de Chávez. Chávez representa a sus enemigos como inherentemente débiles y despreciables. Necesitan del mal para poder solidificarse como fuerza política. Chávez se refiere a sus oponentes como “escuálidos”, un término que no sólo connota suciedad y abyección, sino también insustancialidad, debilidad y esmirriamiento. No es sorprendente que las figuras que la vulgata reaccionaria canónicamente asocia con la degradación se insinúen insidiosamente en este discurso. Al igual que con su admirado “padre” Fidel Castro, la homofobia forma parte de ese repertorio; aunque a diferencia del caso cubano, donde la homosexualidad fue proscrita y los homosexuales fueron perseguidos, el chavismo deja la homofobia para la invectiva sin hacerla una política institucionalizada del Estado.


Más comúnmente, los sentimientos e imágenes homofóbicos se movilizan alrededor de la figura del escuálido. Así, por ejemplo, el tema chavista en la llamada Batalla de Santa Inés —contra la campaña de la oposición en 2004 para revocar al mandato de Chávez— fue “Florentino y el Diablo”, un relato sobre un llanero, en la versión chavista muy buen mozo y masculino, que gana un duelo contra el Diablo. En la campaña se identifica a Chávez con Florentino, quien aparece en una serie de afiches y tiras cómicas como un jinete rozagante a lomos de un caballo alto y sobreponiéndose, lanza en ristre, a un Diablo aprensivo y estereotípicamente gay que representa a los escuálidos. La lanza de Florentino apunta al trasero del Diablo, en un gesto de penetración que el mismo Chávez ejecutó verbalmente. En el programa de televisión La Hojilla, Chávez usó la sodomización como su metáfora para dominar a la oposición (vamos a jugar el juego del rojo... tú te agachas y yo te cojo). Este juego verbal no cuestiona la identidad del género del propio Chávez, ya que en gran parte de Latinoamérica el hombre sodomizador no es considerado homosexual.

Tal vez el ejemplo más triste y marcado de la homofobia oficial ocurrió durante una de las escaramuzas con la iglesia católica que, junto a los medios, es el principal oponente institucionalizado del régimen. En ocasión del asesinato de un prominente sacerdote en un cuarto de hotel en Caracas, el fiscal general de Venezuela buscó disipar las críticas a la incapacidad del gobierno para combatir el crimen diciendo que el sacerdote “participó en su muerte”, prueba de ello es que “se encontró excremento, y se encontraron lesiones en el ano”. Otro ejemplo elocuente lo proporciona Mario Silva, el conductor de La Hojilla, quien, tras llamar pato a un columnista social que criticó el mal gusto del desfile militar, y a quien en esa oportunidad acusó de homosexual, agregó: “Yo me imagino que tú serías partidario, para ver con glamour todo lo que sería el desfile, que nuestra fuerza armada vistiera de rosado, me imagino, ¿no? O con, ¿qué te digo yo?, un uniforme de tafetán con lentejuelas, una cosa así, pues, seda pura, tú serías el primero que desfilarías delante, con unas plumas, por cierto, botándote; yo no soy homofóbico, pero cada quien tiene que asumir su condición: tú no puedes hablar del ejército, el ejército es muy ajeno a lo que tú eres y tienes que respetar”. Pronunciamientos como éste frecuentemente vienen seguidos de declaraciones del pretendido amor del hablante por los gay y su tierno compromiso con el multiculturalismo.

La sustancia que todos los opositores tienen en común, ya sean escuálidos, patos o Gringo-Sionista-Imperialistas, es la mierda. En un discurso agresivo que pronunció rodeado de todo el alto mando del ejército, y vestido él mismo de militar, Chávez se refirió a la victoria de la oposición el día después del referéndum clave, como una “victoria de mierda”. Chávez frecuentemente llama a sus enemigos plastas (de mierda) así que su victorias deben ser también de mierda, y el ejército se hizo públicamente presente como fuerza de contención. Esta metáfora es tal vez sintomática de la histeria con respecto a la oposición: nunca es fácil mantener a la mierda en su lugar. Lina Ron, la líder del ala más radical del movimiento bolivariano, refiriéndose a la oposición, escribió en su columna semanal que “nosotros los chavistas radicales somos como el Guaire, mientras más M… nos echan, más crecemos, cuando nos desbordemos los damnificaremos”.

Alguna vez un río cristalino, hoy el Guaire es una cloaca abierta que divide a Caracas en dos segmentos más o menos iguales. Pero a diferencia de su uso más frecuente en Chávez, aquí la “mierda” no es un término de abuso reservado para los oponentes; más bien es una forma de autodescripción empleada por Ron para referirse a las propias fuerzas bolivarianas, creciendo como un río tumultuoso de heces para anegar a sus oponentes. En suma, si podemos afirmar literalmente que el vocabulario “bolivariano” está lleno de mierda, ello se debe a la inhabilidad del régimen para estabilizar al enemigo político, lo cual explica la obsesión bolivariana por identificarlos físicamente: el enemigo como mierda, el enemigo como gay o el enemigo como judío.



Uno de los rasgos clave del gobierno de Chávez, desde su inicio, ha sido la incapacidad para doblegar completamente al aparato estatal heredado a su voluntad, o para abolirlo y reemplazarlo con su propio diseño revolucionario. Después de todo, el régimen tiene un estatuto ambiguo, ya que busca llevar a cabo una revolución —concebida como una re-fundación de la nación— dentro de las restricciones de procesos electorales, convenciones constitucionales, y las expectativas de actores preexistentes internos y externos. En otras palabras, la “Revolución Bolivariana” se ha desarrollado dentro de un marco donde se espera que ciertas prácticas democráticas continúen vigentes, y donde los derechos de los consumidores, los sindicalistas, las burocracias gubernamentales, las organizaciones comunitarias y los propietarios, sean tenidos en cuenta, si no necesariamente respetados. Una estrategia para lidiar con esta situación es reescribir las reglas del juego constantemente, redefiniendo lo que es y no es legal, criminalizando la oposición y cambiando el ámbito de acción de las instituciones estatales.

En términos más generales, sin embargo, el chavismo ha tendido a desarrollar una estructura institucional dual: la vieja, crecientemente decrépita, estructura de escuelas, hospitales, carreteras, etcétera, coexiste y compite con un gobierno paralelo, sujeto directamente a Chávez, que maneja los petrodólares con un estilo más flexible y discrecional. Confrontado con la dificultad de consolidar un régimen estable, el chavismo ha optado frecuentemente por dejar que las instituciones “del orden burgués” se pudran, mientras que a la vez importa las funciones estatales más relevantes —inteligencia, educación, salud, deporte, obras públicas— como otras tantas franquicias, principalmente, de Cuba. Así, persuasivamente, Jorge Castañeda ha contrarrestado la idea de que el Estado venezolano le da a Cuba sin recibir nada a cambio. En lugar de una simplificación semejante, Castañeda insiste que el intercambio entre los dos Estados es crucial para la supervivencia de ambos: si Venezuela le da petróleo barato a Cuba, recibe a cambio inteligencia y un aparato de seguridad que es fundamental para la supervivencia personal y política de Chávez.

En la teoría leninista clásica, la dualidad del poder entre las estructuras del antiguo régimen y las instituciones revolucionarias emergentes estaba concebida para un breve periodo de transición. En la Venezuela de Chávez, por el contrario, esta dualidad se ha tornado endémica. Como resultado, la capacidad del Estado para rendir cuentas a la sociedad se ha visto comprometida y la incertidumbre es omnipresente. Grupos paramilitares, mafias de drogas, altos índices de criminalidad, escuadrones de la muerte y corrupción prosperan en una situación semejante. Respondiendo a las manifestaciones de alarma en la prensa y la comunidad internacional ante el saqueo y la profanación de la sinagoga Tiferet Israel, el gobierno produjo una serie de culpables que incluían ocho miembros fuertemente armados de una policía municipal. Dadas las estructuras de gobierno dual, y la difusión de armas entre grupos sociales de tendencias variadas, la significación de tal hallazgo es difícil de evaluar. La pregunta de si un grupo de esta naturaleza opera siguiendo instrucciones emanadas de arriba, o si se trata de simples vándalos ocultándose tras la retórica antisemita difusa que el gobierno ha hecho suya es, en cierto grado, irrelevante. Cuando las pandillas andan hasta tal punto por la libre, el Estado mismo se comporta cada vez más como una pandilla.


El saqueo de la sinagoga Tiferet Israel claramente prendió muchas alarmas en los medios locales e internacionales. A medida que las críticas subieron de volumen, la posición inicial de Chávez se hizo insostenible. Su primera reacción fue culpar a la oposición por el ataque. Dada su tendencia a fusionar oposición, imperialismo y judíos, la posibilidad de un complot judío casi se sugería sola. Pero, confrontado con el clamor, Chávez no siguió ese curso de acción e instruyó a su ministro para que encontrara a los culpables, lo cual hizo en una semana. Paralelamente a abrir paso al trabajo de los tribunales, Chávez insistió en que la libertad de cultos era, y seguiría siendo, respetada en Venezuela, como si la libertad de cultos fuera lo que realmente estaba en discusión.

La reducción del antisemitismo a una modalidad de intolerancia religiosa es un subterfugio. Le permite a Chávez concentrarse en asuntos de pluralismo religioso y a la vez sustraer la atención pública de sus ataques impenitentes a los judíos y, de manera más general, a la figura del judío como la encarnación suprema de la abyección. Estos son sus blancos reales. Desde la época del Asunto Dreyfus, el antisemitismo moderno se ha conectado con ansiedades relacionadas con la integridad nacional y no con el pluralismo religioso per se. A Chávez le pueden desagradar los 15 mil judíos venezolanos, pero el problema más serio es que ha elegido caracterizar a su oposición como antinacional. Aquí es donde se inserta la figura del judío. La libertad de cultos nunca ha sido un problema en Venezuela —hay demasiados protestantes, católicos y hasta suficientes judíos y musulmanes para hacer de la abolición de la libertad de cultos algo políticamente impracticable y completamente impopular—. En este sentido, la “garantía” de la libertad religiosa de Chávez es un escamoteo vulgar.

Sin embargo, tampoco puede decirse que la religión no tenga importancia. En la guerra entre el “pueblo del amor” y el “pueblo de la mierda”, el simbolismo religioso viene como anillo al dedo. El editor y líder opositor de izquierda Teodoro Petkoff, ha señalado que Chávez reduce el conflicto entre Israel y Palestina a una guerra de religiones. Tras los ataques desproporcionados y mortíferos de Israel a Gaza, Chávez rompió relaciones diplomáticas con Israel. Menos destacado en los medios internacionales fue la manera provocativa del gobierno de expresar solidaridad con Palestina: el ministro del Exterior encabezó una delegación oficial, con todos sus miembros usando una kiffiah, hasta la mezquita de Caracas. Expresando su solidaridad en una mezquita en vez de un edificio del gobierno, Chávez identificó la causa palestina con la causa del Islam (implícitamente solidarizándose con Hamas, por encima de la Autoridad Palestina), e identificó a la nación venezolana con el Islam, así como identifica al judaísmo con el Imperio. El graffiti chavista equipara la estrella de David con la esvástica, también proclama que “Islam es nuestro Patrimonio”. Paradójicamente, este juego de identificaciones y equivalencias convierten el aclamado pluralismo religioso de Chávez en una suerte de guerra de religiones.

Está claro que el antisemitismo bolivariano tiene amplias implicaciones y efectos sobre la sociedad venezolana. Para la comunidad judía el efecto inmediato es sembrar dudas sobre la pertenencia nacional de los judíos venezolanos. Tras el incidente de la sinagoga, este mensaje no pasó inadvertido y, en una demostración de protesta, miembros de esa comunidad marcharon enseñando sus tarjetas de identidad. En años recientes la comunidad judía en Venezuela disminuyó de 15 mil a unos 12 mil individuos, y es posible, irónicamente, que al intimidar y discriminar a los judíos venezolanos, Chávez ha incrementado la emigración hacia Israel. La postura del gobierno venezolano contamina la discusión de la cuestión palestino/israelí con el veneno del antisemitismo, inhibiendo una discusión justa y productiva en el seno de la izquierda. Finalmente, la insistencia presidencial en una política denigratoria arruina la promesa del movimiento progresista venezolano, haciendo imposible una discusión franca y, sobre todo, productiva del clasismo y el racismo que sin duda anidan en sectores de la sociedad venezolana. Como en el caso de su primo lejano, el peronismo, la dependencia de Chávez de una política de confrontación y ventajismo desmedido sólo puede resultar en atrincheramiento. Tal como venimos sugiriendo, el costo del antisemitismo bolivariano es tan oneroso para la sociedad en su conjunto como para la comunidad judía. Cuando un régimen combina populismo, uniformes miliares, homofobia y antisemitismo, es hora de preocuparse.



CLAUDIO LOMNITZ e RAFAEL SÁNCHEZ *


* Claudio Lomnitz é director e profissor do Centro para o Estudo de Raza e Etnicidade da Universidade de Columbia. É autor de Death and the Idea of Mexico.

* Rafael Sánchez é profissor do Centro de Estudos para Latinoamérica e o Caribe da Universidade de New York.


[Hat tip, Ignacio Ruiz-Quintano]

09/12/09

EM CADA GERAÇÃO


Hoje aprendim uma coisa sobre o ánti-semitismo. Estava lendo uma notícia referente a um discípulo de Louis Farrakhan que pronunciou um discurso na Universidade de Howard e não deixou de cuspir ferozes e violentas invectivas contra os judeus e os brancos.

E eu pensei: “Mas, sem dúvida, se o público (e pode que inclusso o orador) se detivesse a pensar um momento, daria-se conta de que estas acusações são ridículas”. E pensei também: “Mas, sem dúvida, o público tem que saber que os judeus temos sido amigos dos afroamericanos, e que sempre temos sido os primeiros e mais activos defensores dos Direitos Civis. Não têm mais que consultar as crônicas e…”.

Duas típicas reacções de branco progre de classe meia (de “judeu”, se o prefirem).

Mas a mim deram-me resposta a uma pergunta.

É uma pergunta que nos plantejávamos os judeus da minha idade durante a adolescência e a juventude. Interpelávamos aos nossos pais e perguntávamos-lhes (referindo-nos ao Holocausto): “Mas como permitiram (ou permitíchedes) que seguisse adiante? É que não veíades o que se estava a passar?”.

E, como é natural, os nossos pais não tinham resposta para aquela pergunta retórica e acusatória.

Hoje, com a minha reacção ao artigo, tenho achado a resposta àquela pergunta.

A minha reacção de branco progre de classe meia à cizanha de Farrakhan foi a mesma que tiveram os meus irmãos e irmãs da Alemanha ao começo do nazismo. “Mas é que estades mal informados. Mira, escuita um momento…”.


Esse foi o nosso erro: o ódio aos judeus não o provocam os judeus. Não se deve a malentendido algum. Nem sequer o provoca a necessidade de odiar aos judeus. Causa-o a simples necessidade de odiar. Os judeus não somos a causa do ánti-semitismo, não o tem provocado nada que nós tenhamos feito, e nada há que poidamos fazer para remediá-lo. Somos apenas a vítima eligida.

Não podemos remediá-lo, e intentá-lo não seria apenas inútil senão autodestrutivo. O único que podemos fazer é defender-nos de ele. As explicações, os razoamentos e, sobretudo, a tolerância em resposta ao ánti-semitismo têm efectos desastrosos para nós.

Não é que essas reacções agravem o problema. Não o agravam, mas fazem-nos perder de vista o perigo da indefensão. A razão não serve de defesa contra o ánti-semitismo. O menor vestígio de ódio racial é uma cunha inquisitiva cujo resultado final é o crime.

O ánti-semitismo não é ignorância, é loucura: a fúria humana dirigida contra um objectivo que se considera à vez adequado e desprotegido. De nada lhe serve a uma mulher apelar a razoamentos feministas para defender-se de um iminente violador. A causa da violação não é nenhum malentendido. Também não a provoca a vítima. O mesmo se passa com o ánti-semitismo.

Pido desculpas aos meus pais pelas minhas ingênuas perguntas, e por ter interpretado o seu silêncio como ignorância ou complicidade.

A Torá diz que Amalec estará conosco em cada geração. A absurda pergunta dos jóvenes era, mais que outra coisa, uma expressão do desejo de que a sua geração se librasse. O silêncio dos meus pais era pura cortesia.


DAVID MAMET

(Publicado em The Forward)

¡CHÉ, QUE MURGA!



Argentina ha dado a los pobres del mundo dos grandes campeones: Evita y el Che. Evita salía al balcón de la Casa Rosada y gritaba:

-¡Y ahora, todos a coro, maldecid conmigo a las cien familias que explotaron a Argentina durante dos siglos!

El Che, algo más «sonso», escribió una frase -«un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal»- que no tiene la exactitud poética de la de Marx -«las aguas heladas del cálculo egoísta»-, pero que vuelve locos a sus camiseteros: la embajadora de la Onu para la paz Angelina Jolie, el ex futbolista Maradona, el torero José Tomás o el etarra Iñaqui Bilbao, ése que, envuelto en la camiseta del Ché, ante los jueces de la Audiencia se pone como la niña de «El exorcista», profiriendo palabras «ofensivas y amenazantes, como las que hacían referencia al kilómetro 105 de mis cuernos» (Garzón) y palabrotas propias de un síndrome de Tourette progresista: «Fascista, cobarde, fascista, torturador, fascista, asesino, fascista...»

Locos por los pobres, como dicen estar todos estos, ¿por qué se ponen la camiseta del Che, quien, al fin y al cabo, tras de haberlos creado, no tuvo tiempo de socorrerlos, en lugar de la de Evita, quien, después de todo, tenía algo del cuadro «Santa Isabel de Hungría socorriendo a los pobres»? La respuesta no es que, a estos, Korda les parezca mejor retratista que Murillo; la respuesta es que, llegado el caso, no sabrían decir si Evita es con hache o sin hache, cosa que el Che...

El Che, además, era doctor, como Llamazares. Una mezcla de la boina de Josu Ternera y la labia de Valdano. El enredador Ricardo Bada ha recordado cómo Joseph Brodsky, en su discurso de recepción en Estocolmo, dijo que lo primero que había que preguntar a un posible dueño de nuestros destinos no es cómo imagina su política exterior, sino cuál es su actitud frente a Dickens. ¿Dickens?

-Creo que, para quien ha leído profusamente a Dickens, disparar contra el prójimo en nombre de una idea es más problemático que para quien no ha leído a Dickens.

¿Cuál hubiera sido, como pistolero, la actitud del Che frente a Dickens, nuestro Homero de los pobres? Cualquiera sabe. El propio Brodsky reconocía que una persona culta es capaz no sólo de matar a su semejante, sino de sentir, al hacerlo, un éxtasis de convicción. Lenin, dice, era culto, Stalin era culto y Mao incluso escribía versos, mas lo que todos estos hombres tienen en común es que su lista de disparos es más larga que su lista de lecturas, y eso que las lecturas de un tipo como Stalin, según el inventario de su biblioteca privada publicado por «Pravda» en 1994, venían a ser madalenas, lazos, rosquillas, tortos y galletas variadas: Espinosa, Descartes, Kant, Pushkin, Flaubert, Maupassant, H. G. Wells, Jack London y, por supuesto, Dickens, con entrañables anotaciones al margen, como la de «extraordinariamente original» donde Anatole France escribe que las flores, al contrario que los seres humanos, muestran orgullosas sus órganos reproductores.

Parece ser que en el diario de lecturas del Che había obras de Lenin y Engels, pero también, qué le vamos a hacer, de Goytisolo. Como ministro de las cuentas de Cuba, el Che inventó el intercambio comercial de azúcar de La Habana por máquinas quitanieves de Moscú, pero es que él era un idealista. Un amigo cubano de Zoé Valdés atribuye «toda esta euforia maricona» con el Che, que era homófobo, a los «Diarios de motocicleta» de Walter Salles, donde muchos homosexuales interpretaron que el Che era loca porque lo interpretaba Gael García. A los cuarenta años de la muerte del Che, en España, Gutiérrez, de las Juventudes Socialistas, ya sabe, gracias, quizás, a la Educación para la Ciudadanía, que el Che «sigue siendo el paradigma del joven comprometido que lucha para acabar con el totalitarismo» (sic), y Aragonés, de las juventudes de la Esquerra, sabe también que el Che es «un referente para los que somos jóvenes, izquierdistas y patriotas de naciones oprimidas y dominadas» (sic).

Que así es como estos dos muchachos se aseguran una nómina del Estado para toda la vida.


IGNACIO RUIZ-QUINTANO

JUDEUS FÓRA!


A Conferência de Ministros de AA.EE. da União Europeia aceitou uma resolução tendente a que os seus Estados membros não reconheçam câmbio algum producido a partir das linhas do armistício de 1948. Isso significa que arredor de 460.000 judeus devem ser expulsados de Judea, Samaria e Jerusalém. De ser implementada esta resolução, suporia a maior comoção entre a comunidade judia desde a repressão názi. O texto final da resolução utiliza uma linguagem ligeiramente mais moderada.

Estes ministros não têm nem ideia do que falam. A fronteira ad hoc de 1948 é contraproducente tanto para os judeus como para os palestinianos. De implementar-se ao pé da letra, deixaria aos judeus inclusso sem o Muro Occidental e todos os edifícios governamentais de Jerusalém.

Para além da lenda sobre a nossa influência, os judeus estamos perdendo a batalha da propaganda internacional pelo simples facto de que as aspirações dos muçulmãos que vivem na nossa terra são congruentes com o ánti-semitismo cristão.

UNA CANTA, LA OTRA NO





Agnès Varda dirigió en 1976 una película suavemente feminista: 'Una canta, la otra no', que planteaba la vida de dos amigas con distinto grado de 'concienciación', palabra muy trajinada en la época, respecto al tema.

La película no fue un hito en la historia del cine europeo, pero su título me vino a la cabeza al leer en la prensa amiga el artículo de Manoliño Rivas “Los herejes”. He aquí sus dos primeros párrafos:

"Un juez ha ordenado la expulsión de los estrados de la Audiencia Nacional de una abogada que se cubría el pelo con un pañuelo, a la manera musulmana.
No sabemos si habría tomado la misma decisión en el caso de que la letrada fuese una monja con su toca y hábito. Seguramente sí. Tal vez sí. Tal vez no."

Léanlo otra vez, porque es una obra maestra del pensamiento socialdemócrata, en su labilidad y delicuescencia. Parecía una analogía razonable: dos mujeres que profesan religiones distintas se cubren la cabeza con alguna clase de tejido. Fue en este estadio de primera impresión cuando traté de pensar qué me incomodaba en la analogía del ideólogo de 'Nunca mais o poucas veces, iso depende'. Y me vino a la cabeza el título de Varda: 'Una canta, la otra no'.

Hace ya bastantes años que uno es descreído hasta en su ateísmo, pero hay una diferencia entre las religiones que representan las mujeres de las fotos. El hecho de no creer en ninguna de las dos no me permite la equidistancia: Una de ellas es compatible con la sociedad de libertades en la que me gusta vivir, la otra no. Una de ellas es compatible con la igualdad de las mujeres, la otra no. En una de ellas, los obispos pueden excomulgar, apartar de la Iglesia a aquellos de sus fieles que no siguen sus reglas, pero no pueden encarcelarlos como en la otra. Sólo en las sociedades islamistas se cuelga a los homosexuales de las grúas y se lapida a las mujeres adúlteras. ¿Qué sería de nuestras analogías y metáforas si tuviésemos en cuenta los hechos sórdidos que nos las deslucen?


La diferencia entre las mujeres de las fotos respecto a sus respectivos hábitos es la voluntad. Las monjas se ponen las tocas porque quieren, las musulmanas porque las obligan. Nada tiene que ver el hecho de que algunas de ellas lleven el 'hijab' de buen grado. Cuando empezaron a ponérselo, nadie les preguntó si querían o no.

Nadie obliga a una monja a ponerse el hábito. Nadie la reprime por no hacerlo. Hace exactamente un mes que una mujer marroquí embarazada sufrió una brutal paliza a manos de un matrimonio de compatriotas suyos a la puerta del colegio al que había ido a esperar a su hijo, mientras le gritaban: "Tú te mereces estar en un puticlub".


No eran familiares -y qué si lo fueran -sino dos buenos musulmanes cabreados al ver a una de las suyas sin el velo islámico. Saadia, que así se llama la mujer, embarazada, abortó unos días más tarde como consecuencia de la paliza. Su marido prefiere dejarlo correr, no quiere líos. Estos pequeños detalles no le han cabido a Manolo en su columna. No ha escrito sobre el asunto. Su escándalo ante la religión que nos queda más cerca, con sus Roucos y sus excomuniones no permite a nuestros progres abrir la boca sobre el islamismo. Las caricaturas danesas. Acojonan, ¿eh?, que decía el buen marqués de Leguineche en 'Patrimonio Nacional'. Yo tengo oído en una tertulia a Margarita Sáenz Díez una relativa defensa del islamismo: "¿Y las cruzadas?", preguntó con su rintintín y hasta su cabo Rusty. Esa era la clave del asunto. Hay que remontarse al siglo X para encontrar una Iglesia Católica comparable al Islam de hoy.

Manoliño puede cantar las cuarenta una vez al mes a la jerarquía de la Iglesia Católica. Rouco o Martínez Camino, pongamos por caso. ¿Se atrevería a publicar un artículo equiparable sobre un Ayatollah? Ni siquiera digo en Irán, aquí mismo.

Venga, artista, no te arrugues, que tú puedes.


SANTIAGO GONZÁLEZ

URUGUAI: JÁ A TEMOS LIADA




Mujica tiende la mano a Chávez

07/12/09

DIVIDIDOS PERDEREMOS


É frustrante escrever este artigo. Implica que desafortunadamente não todos entendemos que vamos no mesmo barco.

Se perguntades aos israelis se o Rio Jordão é a nossa fronteira leste, aposto que mais do 95% do país estará dacordo –inclusso a pesar de que abarque para além da Linha de Armistício de 1967.

Quando foi anunciada a congelação dos assentamentos, a reacção imediata dos assentamentos de “esquerda” no Val do Jordão foi inequívoca. Disseram a Barak que eles não são “colonos”. Eles são “camaradas da esquerda como ti”. O Val do Jordão é, por suposto, a fronteiura leste do Estado de Israel. Por que haveria de afectar-lhes a congelação?

E então os jareidi e a UTJ saltaram a bordo.


Por que haveria que aplicar a congelação aos seus assentamentos? Eles não são colonos ideologizados. Eles trasladaram-se a Beitar porque não se lhes permitia edificar vilas noutro lugar, e não tinham outro sítio onde viver. Não os castiguemos por culpa dos “colonos”. Etcétera.

E, por suposto, os residentes de Jerusalém também não entendem como os seus vizindários são congelados sob o argumento de que os seus planos de construcção devem ser detidos (em Jerusalém!).

O que tudo isto significa é que não comprendem que vamos num mesmo barco: esquerda, colonos, jareidis, jerusalemitas, e incluso os habitantes da muito chic Tel Aviv.

Se não optamos por combater contra a congelação todos juntos, todas as nossas vilas serão destruídas –e, portanto, o próprio país.

Só se permanecemos unidos reuniremos a forza necessária para enfrontar-nos aos EEUU e a Iran.


No noticiário israeli desta tarde amosavam à polícia israeli agindo nos assentamentos. Precisavam cinco polícias para reduzir a cada rapaza colona que se aplicavam em golpear. Kol hakavod [tudo o respeito] para as nossas heróicas jóvenes colonas. Elas sim que amosam autêntica forza e autodeterminação –agardemos que o resto dos residentes nos assentamentos tomem exemplo.

Uma questão fica no ar. Apenas há umas semanas, Barak dixo à Corte Suprema que carecera dos suficientes recursos para inspeccionar adequadamente e derrubar todas as construcções árabes ilegais no Negev, Galil, Yehuda e Shomron. Semelha que agora tem mais que sobrados recursos quando do que se trata é de destruir aquilo que lhe pede o corpo. Dará agora a mesma resposta à Corte Suprema?


JOE SETTLER

O SOCIALISMO DOS IMBÉCEIS



LA NUEVA JUDEOFOBIA: DE LA IZQUIERDA COMO NEO-ANTISEMITISMO


El socialista August Bebel a finales del siglo XIX llamó al antisemitismo como “el socialismo de los imbéciles”; viendo lo ocurrido durante el sigloXX creo que hubiera sido mejor llamarlo el “socialismo” de los genocidas.

Ingresando al siglo XXI podemos visualizar que, como luego da la Shoá se produjo una fuerte sanción social hacia la judeofobia, y teniendo en cuenta que su base material, los prejuicios, estereotipos y la ignorancia,no ha desaparecido, el antisemitismo se fue metamorfoseando hacia el antisionismo.

La definición más correcta acerca de la judeofobia de la izquierdala da el Rabino norteamericano Michael Lerner en un excelente artículo en la revista Tikkum, la cual dirige, allí plantea que en la izquierda existe judeofobia cuando:

a. las violaciones a los DD.HH. cometidas por los terroristas palestinos o por otros Estados no son condenados con la misma vehemencia con que se condenan los crímenes que comete Israel.

b. Se pone en duda la legitimidad y el derecho a la existencia del Estado de Israel.

El Estado de Israel es el único entre todos los Estados del mundo que viene luchando en forma permanente por su derecho a existir desde su creación hace 55 años. Es el único Estado que debe defender su derecho a la existencia ante las fuertes objeciones de una parte de la opinión pública internacional que lo considera ilegítimo.

Es un Estado que ansía tanto la paz que ha cedido y está dispuesto a ceder tierras a cambio de la paz (caso único en la historia ya que ningún país que no fuera derrotado militarmente cedió parte del territorio conquistado). Un país cuyas ofertas de paz (con devolución de territorios inclusive) fueron sistemáticamente rechazadas culpándolo al propio Israel como si querer la paz fuera un síntoma de debilidad y a cambio de la paz definitiva exigen la desaparición de Israel.

La izquierda en todo el mundo siempre ha estado en contra de las dictaduras reaccionarias y clericalistas, excepto cuando estas plantean la destrucción del Estado de Israel (ej.: Irán, Afganistán, etc.).

Existe un consenso extendido en el pensamiento izquierdista que el Estado de Israel es un Estado confesional (como si los países árabes fueran laicos), artificialmente creado (como muchos otros casos en el mundo,ej.: Panamá, Kuwait, etc.) pero para el caso de Israel, es el únicocuya “artificialidad” lo deslegitima al punto tal que estos grupos consideran que no debería existir (cabe aclarar que Israel es el único Estado judío del mundo).


La judeofobia ha tornado a gran parte de la izquierda en una “izquierdareaccionaria” la cual está dispuesta, con tal de dar rienda suelta a su antisemitismo, a apoyar dictaduras religiosas de carácter misógino,homofóbico, fascistas y ultrafundamentalistas; llegando a definir a los opresores musulmanes del pueblo musulmán como revolucionarios (ej.Osama Bin Laden). Apoya gobiernos en los cuales la violación a los derechos humanos de sus habitantes es una práctica cotidiana; sufre “amnesia” dichas violaciones a los DD.HH., pero se encarga de condenar y estigmatizar como nazi al Estado creado por las principales víctimas de los mismos.

Israel es el único Estado en la tierra que luego de sufrir (y seguir sufriendo) agresiones permanentes durante 55 años se lo acusa de genocida por defenderse de las agresiones.
El mundo entero, inclusive esta “izquierda” imbécil que tenemos hoy en día se rasga las vestiduras por los pobres “refugiados”palestinos, los cuales, cabe aclarar, viven como parias sin ser integrados en la mayoría de los países que les dieron refugio; pero guardan un silencio significativo cuando se trata de los refugiados judíos expulsados de los países árabes quienes sufrieron humillaciones,despojos, malos tratos y hasta la muerte en sus propios países como “reacción” contra la creación del Estado de Israel.

Los judíos residentes en los países musulmanes de medio oriente y del norte de África se vieron obligados a irse de sus países; pese a esto se integraron por completo en la sociedad israelí, esto no es lo que ocurrió con los refugiados palestinos en las sociedadesanfitrionas. Por otro lado, los judíos huyeron del islam “corriendo por sus vidas”, mientras que una gran parte de los refugiados palestinos se convirtieron en tales por oír la propaganda de la legión árabe que los llamaba a dejar el paso libre para aniquilar a los judíos y que luego de la victoria se podrían reinstalar.

Condenan las incursiones antiterroristas israelíes en los territorios de Gaza y Cisjordania llamándolas acciones genocidas, las cuales algunas veces, lamentablemente provocan víctimas inocentes, mientras que casi siempre terminan en violentos enfrentamientos entre el ejército israelí y terroristas palestinos; pero nada dicen cuando terroristas palestinos cobardemente se suicidan en un Shopping, un Café, una pizzería, una Universidad,un autobús o en la vía pública. Nadie denuncia la violacióna los derechos de los niños palestinos cuando se los está educando en el odio, en el desprecio a la vida y en el uso de armas.

Con total desparpajo en forma absolutamente cínica se insulta a Israel, nación creada con el esfuerzo de muchos sobrevivientes de la Shoá,acusándola de ser una nación nazi (mientras en Egipto, Palestina,Siria, Iraq, Irán, Arabia Saudita, Yemen, Quatar, etc. se imprime y distribuye material nazi como Mi Lucha de Hitler y antisemita como el apócrifo folletín “Los Protocolos de los Sabios de Sión”).


Por toro lado, ¿Dónde están los campos de exterminio,las cámaras de gas y los hornos crematorios?, ¿Dónde están los guetos?. Aunque a los europeos (incluyendo a su izquierda) les desagrade, los restos del horror siguen existiendo en Europa; mientras que los judíos seguimos siendo los principales blancos del odio (hoyla excusa es Israel), ya no solamente del fundamentalismo cristiano, sino también del musulmán y del marxista.


La opinión pública mundial se preocupa por el “genocidio”palestino (genocidio que solo existe como una acción de propaganda);¿Dónde estaba esa misma opinión pública cuandoseis millones de judíos eran asesinados en Europa?. ¿Por quéla izquierda de aquel momento no realizó marchas de solidaridad con los judíos?. ¿Por qué hoy en día no se denuncia al fundamentalismo reaccionario cuando asesina civiles en discotecas, shoppings,bares, universidades, omnibuses, etc.?. ¿Por qué los niños palestinos aparecen en diarios como Clarín como víctimas inocentes mientras que los niños israelíes aparecen como “israelíes abatidos” o eufemismos similares?.

Insisto, ¿Dónde estaba la opinión pública internacional, esa misma que hoy se llena la boca de “pescado podrido” cuando habla del Auschwitz palestino; cuando Auschwitz, el verdadero Auschwitz era una inmensa fábrica de la muerte para los judíos?. ¿Por qué la opinión pública internacional se siente con derechos para condenar a Israel mientras se torna cómplice de todo tipo de dictaduras por todo medio oriente?.

¿Por qué esta opinión pública no denuncia la situación de parias que viven los Kurdos pero gasta toneladas de espacio en relación a los refugiados palestinos?.

¿Por qué callan cobardemente ante la profusión de atentados antijudíos en todo el mundo?.

¿Por qué callan ante los judíos refugiados del mundo árabe quienes tuvieron que huir hacia Israel para salvar sus vidas?.

¿Por qué no denuncian las terribles condiciones de vida a las que se ven sometidos los pocos judíos que aun viven en el mundo musulmán?.

¿Por qué guardan silencio acerca de los judíos que tuvieron que dejar sus hogares en los países musulmanes luego de la creación del Estado de Israel, tornándose así en los refugiados judíos?.

¿Por qué no se trata con la misma vara a otros países que sufren una guerra contra el terrorismo, ej.: Inglaterra vs. I.R.A., España vs. E.T.A., Rusiavs. Chechenia, etc.?.

¿Por qué se condena a Israel, único país al cual no se le permite acceder a puestos ejecutivos en la O.N.U.,mientras se le permite a Libia, país que en 54 años dejó a su territorio JUDENREIN (limpio de judíos) presidir la comisión de DD.HH. de la O.N.U.?. ¿Por qué la ONU saca resoluciones condenando al sionismo como forma de racismo pero no condena la judeofobia como forma de racismo?.

¿Por qué no se condena la educación y la propaganda judeofóbica de los países árabes?.

¿Por qué no se condena los malos tratos a la niñez y el trato desigual a la mujer por parte de la legislación musulmana?.

¿Por qué no se condena la educación judeofóbica que reciben los niños árabes?.

¿Por qué se condenan enérgicamente la esporádicas y azarosas violaciones a los DD.HH. por parte del Estado de Israel, mientras se calla la violación cotidiana a los DD.HH. en los países musulmanes?.


Se critica al Estado Judío como antaño se criticaba a “ElJudío”, parecería ser que el Estado israelí, en este tipo de pensamiento, no tiene derecho a existir, que es un todo homogéneo condenado a la extinción; de hecho, prefieren el fundamentalismo musulmán antes que la democracia pluralista y poliétnica; es de destacar que la izquierda apoya a incondicionalmente al pueblo palestino y a sus organizaciones”político-militares” grupos terroristas), es de destacar que en las plataformas políticas de todas estas organizaciones palestinas se explicita la intención de destruir al Estado de Israel.

Por otro lado, fruto del pensamiento oscurantista y retrógrado, el pensamiento antijudío medieval ha reaparecido en el medio oriente bajo sus estereotipos más dañinos.

Numerosos “pensadores” musulmanes profieren como verdad la injuria calumniosa de que los judíos cocinamos la repostería para la fiesta de Purim incluyendo en su receta sangre humana; al mismo tiempo se imprimen pasquines judeofóbicos como la abominable mentira de la policía zarista llamada “Los protocolos de los sabios de Sión”. Hay multiplicidad de denuncias de inclusión de elementos de odio judeofóbico en los libros que se utilizan en las escuelas de medio oriente.

El paradigma de este pensamiento de gran parte de la Izquierda se puede resumir en una intervención de Hebe de Bonafini (la Presidente de la Organización Madres de Plaza de Mayo) al polemizar con el periodista Horacio Verbitskyen relación al atentado del 11/9/2001 contra el Word Trade Center,al criticar Verbitsky las posiciones que enunció Bonafini definiendo a Osama Bin Laden como “revolucionario” y al confesar que cuandose enteró de la noticia del atentado “brindó” consus compañeros; la respuesta de Bonafini a Verbitsky fue “…además de judío, Verbitsky es un agente de la CIA”; estos dichos hablan por si solos del odio antisemita de Bonafini.

Ella es representante de una forma autoritaria de entender la política, y no es la única,desgraciadamente, y esto lo podemos comprobar cotidianamente, la judeofobia es una realidad cada vez más concreta en el pensamiento de la izquierda mundial.


PATRICIO A. BRODSKY

[Fonte: PATRIA JUDIA]

A AUTÊNTICA JANUCÁ



[Este artigo já fora publicado em Últimos dias de Bar Kochba há apenas um ano.  Congratula-nos publicá-lo outravolta]

O equivalente judeu do Natal é inconvinte para o establishment politicamente correcto. Esta alegre festividade glorifica uma guerra civil.

Judea era um protectorado tanto antes como depois da Revolta dos Macabeus. Os judeus estavam conformes com a ocupação e só se rebelaram quando os gregos declararam ilegal o judaísmo. Os judeus não lograram a independência –os únicos câmbios foram religiosos. Os fundamentalistas exterminaram aos judeus progressistas que pretendiam suavizar o antiquado Shabat e os requisitos da comida kosher. O Rei dos gregos pretendia converter aos extranos judeus em bons membros da comunidade helênica. De facto, ofereceu abundantes recompensas a câmbio de abandoar aqueles raros hábitos religiosos. Sem embargo, os judeus combateram. E ganharam.


Os judeus actuais alinham-se junto o Rei, e preferem as conveniências da assimilação.

Matatias desencadeou a guerra matando a um traidor judeu. Qual foi o seu pecado? Fazer um sacrifício conforme aos costumes gregos. A quantos ateus judeus lhes importaria isso actualmente?

Possivelmente o sucesso mais célebre do Lirvo dos Macabeus é o da mãe judea que exortou aos seus sete filhos a rechaçar a exigência grega de transgredir a Lei. Como repressália, cada um de eles foi torturado até a morte diante dos olhos da sua mãe; a continuação ela também foi assassinada.

Os judeus que celebram Hanuká hoje em dia, porém, bulram-se das nobles mães palestinianas que animam aos seus filhos a morrer em explosões suicidas.

A um anciano ordeou-se-lhe comer porco e negou-se. Os seus razoáveis amigos judeus ofereceram-lhe comer vaca, de maneira que não violasse o precepto embora simulasse violá-lo. Ele negou-se, não sendo que os jóvenes seguissem o seu exemplo e comessem porco. Foi imediatamente executado.

De entre os judeus que celebram Hanuká hoje em dia, quantos rechaçam comer porco num restaurante, sem necessidade de estarem ameaçados de morte? Traicionam a memória do herói.

A fotografia de uma família judea celebrando Hanuká serve perfeitamente para ilustrar um artigo enciclopédico sobre a HIPOCRESIA.


OBADIAH SHOHER

A PARTIÇÃO DE PALESTINA



Os árabe-palestinianos acadaram a partição da ONU de 1947 através da revolta. Junto os combatentes judeus lograram a expulsão dos britânicos. Israel conversa com os palestinianos e accede às suas demandas de gozar dum Estado só grazas ao terrorismo árabe.

A partição de 1947 foi muito generosa com os árabe-palestinianos: cederam aos judeus apenas uma estreita faixa perto dos Altos do Golan, e um corredor de praias de menos de cinco milhas de ancho nalgumas áreas. Os russos apoiaram o estabelecimento de Israel por uma só razão: agardavam que os judeus seriam exterminados quase de imediato pelos invasores árabes. Quando o seu plano fracasou, os russos começaram a deportar a sua judearia face Sibéria para aniquilá-los mediante a fome planificada. A partição da ONU resultou criminal para os judeus: recibimos um pedazo de deserto inabitável (a Sibéria do Meio Leste) e, em todo caso, um indefendível Estado em miniatura trozeado em três anacos.

Aparentemente, o Estado palestiniano também estava fragmentado em três partes, mas cada uma de elas fazia fronteira com um Estado árabe amigo (Egipto, Jordânia e Líbano, respectivamente). Pode que à comunidade internacional não lhe importasse demassiado o destino dos árabe-palestinianos, mas o que fica claro no mapa da partição de 1947 é que pretendiam rematar o trabalho inacabado dos názis alemães. A proposta de Estado judeu –um collage de três áreas indefendíveis- incluia um 40% de população árabe, deixando apenas um resquício para uma futura judeidade do Estado. Acrescentemos o embargo estadounidense à venda de armas, a ajuda britânica aos árabes, e a venda soviética de armamento obsoleto para prolongar a guerra e disuadir aos judeus de capitular. A ONU pretendia que aquele Estado de Israel fosse a fase final de Auschwitz.


Os árabes, muito razoavelmente, sempre contemplaram a ONU como um instrumento mais que como um árbitro. Os árabes rechazaram massivamente a resolução de 1947 sobre a partição, e o Alto Comitê Árabe rechazara explicitamente a autoridade da ONU na matéria. Os árabes figeram o correcto: é descabelado que um ente internacional pretenda particionar países ao seu antolho, e os árabes consideravam Palestina um país de seu. A partir de então, os árabes mantêm uma actitude cinicamente selectiva respeito as resoluções da ONU.

Um dos principais motivos pelos que os judeus venzeram em 1948 foi que a população judia era jovem e entusiasta, capaz de derrotar a uns vizinhos árabes desproprocionadamente superiores. Justo a situação inversa é a que se dá hoje: o influxo da chegada da judearia russa e dos judeus jubilados no Oeste tem convertido a população judia num grupo mais velho que o árabe. Os judeus vivem ancorados às suas cidades do mesmo modo em que o faziam os árabes sesenta anos atrás. Décadas de propaganda progressista têm borrado toda traza de entusiasmo de ser judeu, mentres que a propaganda do nacionalismo radical tem convertido aos árabes numa massa fomenta


OBADIAH SHOHER

A OBAMA NÃO LHE GOSTA A JANUCÁ



Obama terá uns 400 convidados na festa de Janucá de este ano (comparado com os mais de 800 que em 2008 foram convocados estando aínda George W. Bush na Casa Branca). Um portavoz dixo que a Administração “não está para dispêndios” neste tipo de festas.

O recorte, acrescentou, vem motivado pelo facto de ter que servir comida kasher, o que incrementaria o coberto num prezo do 33%.

Em anos anteriores a encarregada de organizar a ceia era a Chabad Lubavitch; este ano é Obama em pessoa.

Os convidados de Obama serão maioritariamente, segundo informa Yediot Ahronot, judeus ánti-israelis.
 

O próprio Obama encenderá a tradicional primeira vela de Janucá o próximo venres. 





PORCA EUROPA



VELADAS INJERENCIAS



Es cándida la suposición de que un análisis de la dinámica de la judeofobia bastará para comprender íntegramente la guerra contra Israel. Pero no es menos ingenuo creer que este conflicto puede entenderse haciendo caso omiso de la judeofobia.


Cabe identificar las maneras exactas en que el viejo odio influye sobre la guerra. Hay por lo menos dos facetas en que puede reconocerse ese influjo.

La primera es la constante demonización del Estado judío en los medios, a la que nos hemos referido reiteradamente. Una de sus últimas expresiones fue un artículo del previsiblemente antiisraelí Miguel Ángel Bastenier (El País, 25-11-09) en el que combina pertinaces sandeces («la creación de Israel se debe al Holocausto») con el sesgo judeofóbico que le es habitual («Israel saca rentabilidad política por recordar el Holocausto y así atribuirse copyright sobre el horror extremo»), y nobles recomendaciones al pueblo judío: que no «cincelemos a nuestra juventud con tan macabra evocación».

Cuánto mejor habría sido la sugerencia de que los medios europeos como el citado no cincelen a su juventud con el prejuicios antijudíos, y he aquí precisamente el segundo aspecto en el que la judeofobia también moldea el conflicto. Esta faceta es aún más activa que la mera difamación, y consiste en invertir dinero en injerencia cultural, que termine siendo odio abierto.

Un ejemplo de la primera, la penetración, acaba de verse (25-11-09) en Bolivia. En ocasión de la visita del presidente de Irán a ese país (en un periplo que incluyó Brasil y Venezuela), se inauguró el Hospital República Islámica y pudo verse a todas las doctoras y enfermeras bolivianas cubiertas, no con atuendos aymaras, sino con velos islámicos.

La directora del hospital, Paola Antezana, declaró que se cubrieron «en señal espontánea de respeto» pero las funcionarias terminaron admitiendo anónimamente que se les había advertido que si no se islamizaban, perderían su trabajo a partir de enero (cuando comenzará a funcionar el hospital).

El Ministro boliviano de Trabajo, Calixto Chipana, comenzó por negar que los turbantes hubieran ahogado derechos laborales en su país, pero finalmente la verdad fue admitida por el diputado oficialista Gustavo Torrico: el procedimiento era válido, aclaró, explicando que «si Bolivia financiara un hospital en EEUU, los trabajadores estarían obligados a usar lluchus» (los sombreros de alpaca tradicionales en los Andes).

Ahora quedan claras las motivaciones del gobierno del país andino cuando rompió abruptamente relaciones con Israel (14-1-09) después de décadas de amistad.

El pago iraní fue menos hospitalario y más violento en el caso del comediante francés Dieudonné M'bala M'bala, fundador en su país del Partido Antisionista, quien acaba de admitir abiertamente en conferencia de prensa (28-11-09) que Irán financia sus campañas de odio contra Israel.


En Europa, el incentivo iraní logra sembrar antiisraelismo en la opinión pública. Entre los árabes palestinos, consigue que desechen las ventajas de llegar a un acuerdo con Israel.

En efecto, la judeofobia opera eficazmente para impedir la solución del conflicto, cuando azuza a los palestinos para que nunca lleguen a la verdadera paz con Israel sino, como máximo, a tratados «de paz» que
perpetúen el conflicto de diversas formas, hasta tanto el Estado hebreo pueda ser liquidado.

En su reunión (27-11-09) con el presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbás, su homólogo venezolano declaró que el judío es «un Estado asesino que planea el exterminio del pueblo palestino».

La denuncia de estos designios secretos de los judíos son parte de una coprolalia a la que debemos agradecer que ponga de inmediato en evidencia la irracionalidad judeofóbica. Un reciente artículo de James Neilson (27-11-09) explica las motivaciones del resentimiento de Hugo Chávez.

Lo fundamental es que Abbás evitará dedicarse a la paz con Israel porque sabe que sus posturas más intransigentes son premiadas por aliados inesperados en el mundo entero. Especial y tradicionalmente en Europa, donde en estos días Suecia viene liderando una iniciativa para que definir como postura oficial de la Unión Europea que Jerusalén sea arrebatada del pueblo judío. Si prosperara la línea sueca, será imposible que después de ello los árabes acepten menos, y el conflicto quedará irresuelto por muchos años más.


Así, la Unión Europea se pondrá casi a la altura de Irán en la perpetuación de la guerra en Oriente Medio, y los ayatolás seguirán impertérritos en su camino a adquirir arsenal nuclear para cumplir su anuncio de borrar a un país del mapa.

Hay un país que destaca en su apaciguamiento a Irán: Argentina. Que esta nación no haya roto relaciones con los ayatolás, a pesar de los ataques del terrorismo iraní en el centro de Buenos Aires que cobraron un centenar de vidas, revela que la línea en América Latina sigue siendo venderse a toda costa a la temible cuarta potencia petrolera mundial.

Para agravar las circunstancias, un judeófobo apólogo de los ayatolás acaba de ser designado (22-11-09) embajador argentino en Siria. Decididamente, Argentina no toma distancia del terrorismo islamista que la ha castigado.

Con mucha razón acaba de declarar Manouchehr Mottaki, el Ministro iraní de RREE, que «la penetración iraní en América Latina es un fracaso para Israel».

En rigor, es un fracaso para Occidente en su conjunto, pero sobre todo es un retroceso rotundo para América Latina.


GUSTAVO D. PEREDNIK

06/12/09

ISTO É A PAZ AGORA



Rematar com o terrorismo de Gaza é relativamente singelo: cada vez que um foguete ou missil seja lanzado contra Israel, esta deveria lanzar um missil contra os centros mais populados de Gaza. O vínculo causa-efecto ficaria claro rapidamente, quando cada Qassam disparado tivesse como conseqüência umas dúzias de mortes em Gaza. A represália despiadada e imediata provavelmente deteria os ataques terroristas.

Restaurada a política da disuasão, Israel poderia abrir sem temor todos os passos fronteirizos e ignorar a acumulação armamentística de Hamas. Os judeus sabem que não querem volver a ocupar Gaza, mas Hamas mantém baixo suspeita as nossas intenções e seguirám fazendo acópio bélico. Na medida em que os terroristas sejam disuadidos de atacar-nos, pouco nos deveria importar que sigam armazenando armas.

Outro ponto de contenção é o acceso livre de Gaza ao West Bank. Sobre isto, os habitantes do West Bank estám muito mais preocupados que Israel. A migração em massa desde Gaza ao mais próspero West Bank é irrelevante para nós, mas inaceitável para os residentes no West Bank, que se resistem à invasão destes refugiados profissionais. Tecnicamente, uma estrada West Bank-Gaza não supõe problema: poderia ser um passo elevado, um inclusso um túnel.


A paz no West Bank é muito mais problemática. Lá, Israel precisa rematar o muro de separação para deter o livre trânsito de palestinianos ilegais. Esse muro, fechado aos centros de população árabes, seria excesivamente humilhante para eles, uma lembrança permanente do que eles contemplam como uma ocupação judia. A fronteira em Gush Etzion, titubeante como o caminhar dum borracho, e atravesando o centro das povoações árabes, seria extremadamente visível e provocadora. A coexistência sem fronteiras é impossível por razões económicas e de seguridade, mentres que os valados garantem a coexistência pacífica.

As tensões aínda seriam maiores em Jerusalém. Ao igual que o Muro de Berlin se converteu num símbolo, o mesmo se passaria com o muro na Cidade Velha de Jerusalém. A ocupação árabe do Monte do Templo e dos postos de trabalho dos seus vizinhos judeus derivariam em extremados conflitos religiosos e civis.

Os vizinhos que se levam bem podem chegar a solucionar esse tipo de questões, mas aquí carecemos desse tipo de vontade. Os judeus derrotaram aos árabes a campo aberto, mentres que os árabes derrotam aos judeus mediante o terrorismo. Ambas partes capitularam a reganadentes.

Nenhuma das partes está interessada em aniquilar à outra. Muitos equivocam-se ao comparar Hamas com os názis: os judeus não reclamavam nada a Alemanha, mas ocupam uma terra que já habitaram antes que os refugiados de Gaza.

No melhor dos casos, os judeus pacificarám aos árabes através das represálias. Essencialmente, Israel tem-se proclamado preparada para impôr a paz uma vez que tenha estabelecido os seus assentamentos. Mas se nos adicamos a “pacificar” terroristas, para que necessitamos os assentamentos? Israel pode disuadir imediatamente aos árabes do seu agir terrorista através da represália imediata –e conservar todo o território para ela.


OBADIAH SHOHER

02/12/09

TRAVELLING HACIA EL HORROR



Una de las funciones del coro en la tragedia griega consistía en relatar lo obsceno, es decir, aquello que no podía aparecer en la escena, lo que no podía ser técnicamente representado ni humanamente soportable más que a través del desplazamiento que la palabra permite. Así, Edipo sacándose los ojos y Yocasta ahorcándose, o lo que es lo mismo, la criatura humana ante el carácter insoportable de la verdad.

El cinematógrafo, en el siglo pasado, ha consumado la supresión de ese papel del coro y ha convertido lo obsceno en imagen filmada.

En 1985 se estrena una película que encierra esta paradoja: ¿cómo dejar paso a la verdad por medio de la imagen, necesariamente mentirosa? Se trata de esa anomalía titulada Shoah, de Claude Lanzmann, monumental desafío que pretende mostrar en pantalla el horror del exterminio sistemático de los judíos europeos a base de primeros planos sostenidos y largos travellings en los que se abre la escena a la palabra, incluso a pesar de los protagonistas. Sin documentos de archivo ni apoyo musical alguno, este documental que no lo es recorre los lugares del exterminio, y el vacío que éstos muestran ahora, casi 70 años después, es acompañado por el esfuerzo monstruoso de los supervivientes haciendo aflorar el recuerdo (la anámnesis platónica, condición del conocimiento). Sus palabras articulan un dolor al que no se puede renunciar impunemente.

La máxima exigencia del superviviente es narrar. Pero dar testimonio tiene un alto precio. Sobrevivir, para el que ha pasado por los campos de la muerte, supone soportar lo insoportable. Sólo el testimonio justifica la traición y la complicidad que el superviviente sabe condición del que queda. Dar voz a los que han sido silenciados, exterminados. Es la participación en el horror sin la que no hubiera habido testimonio del horror:
–Filip Müller [Sonderkommando en Auschwitz)]: Esto les estaba pasando a mis compatriotas... Y me di cuenta de que mi vida ya no tenía valor alguno. ¿Para qué vivir? ¿Por qué? Entonces entré con ellos en el interior de la cámara de gas, y decidí morir. Con ellos. De repente vinieron hacia mí unos que me habían reconocido. Porque en varias ocasiones, con mis amigos cerrajeros, habíamos ido al campo de las familias. Un pequeño grupo de mujeres se acercó a mí. Me miraron y me dijeron.

–Claude Lanzmann: ¿Ya dentro de la cámara de gas? ¿Ya estabas dentro?

–F. M.: Sí. Una de ellas me dijo: "Así que quieres morir. Pero no tiene ningún sentido. Tu muerte no nos devolverá la vida. Esto no es un acto. Tienes que salir de aquí, debes ofrecer un testimonio de nuestro sufrimiento, y de la injusticia que nos han hecho".

Sería un error fatal, pero acaso comprensible y hasta inevitable, categorizar como documental esta obra. Toda palabra es metáfora, todo vocablo pone en fuga lo que designa. Toda imagen miente. Shoah no es un documental sobre el Holocausto ni una película sobra la historia del episodio capital, en muchos sentidos, del s. XX. Se trata de una obra de ficción, esa estrategia con la que el hombre se aproxima a la verdad mintiéndose (según la fórmula de Pessoa). Una ficción en la que se recrea el acto de recordar, y de recordar lo más crudo, lo más duro. Es la puesta en escena del testimonio de los supervivientes, pero también del papel de los ejecutores del exterminio y de los que lo presenciaron, lo padecieron indirectamente o se beneficiaron directamente.

Lanzmann filma la palabra, y los lugares del Acontecimiento tal como hoy quedan son desmentidos plano a plano por los protagonistas, cuyo relato de los hechos destruye esa placidez inocente, ese olvido inexorable, esa belleza inerte y cruel. No hay resquicio para el pasado en el escrupuloso trato de la imagen. El pasado no se toca. Está en la memoria de los que lo vivieron, en sus palabras ahora. La narración, ese temblor continuado, esa agonía incontenible, esa vergüenza por seguir vivo, es toda la presencia que se precisa, y procede, con timidez y sin retórica, al desmentido de cuanto la imagen puede contener. Las palabras de Müller, por ejemplo, nos remiten a los confines del horror, al destino trágico de ser humano, al interior de la cámara de gas. La secuencia, sin embargo, nos muestra unas ruinas en mitad de una abundante vegetación, otra falacia de los sentidos, otra artimaña del tiempo.

Es posible plantear el supuesto dilema moral acerca de lo despiadado que el director llega a ser en determinados momentos del rodaje. De cómo fuerza a los supervivientes, sin compasión y sin retirar la cámara, aguantando la tensión de esos silencios y de esa espera desesperante, cómo los obliga a que revivan y verbalicen lo que no puede ser dicho, lo que no puede ser olvidado. Sobresale, en particular, el caso de Abraham Bomba, filmado mientras lleva a cabo su rutinaria tarea de cortar el pelo en una peluquería de Tel Aviv. Bomba narra sin mirar a la cámara, sin mirar casi al director, al que llega a implorar que no le obligue a continuar. Cuenta, como para sí mismo, el único que le puede comprender, su trabajo de peluquero como integrante del Sonderkommando en Treblinka. Lanzmann no cede. La verdad ha de ser emitida. El horror ha de ser puesto en palabras. La moral se desplaza. No es cosa del individuo. Es cosa del testimonio, de la verdad:



–C. Lanzmann: ¿Puede describirlo con precisión? 
–Abraham Bomba: Describir con precisión... Esperábamos... De repente el transporte... Mujeres y niños, una riada... Nosotros, los barberos, empezábamos a cortar los cabellos y algunas, yo diría que todas, ya sabían lo que les ocurriría. Intentábamos hacerlo lo mejor posible... Ser tan humanos como fuera posible.

–C. L.: ¡Perdón! ¿Cuando entrabais en la cámara de gas, vosotros ya estabais allí o entrabais detrás de ellas?
–A. B.: Ya lo he dicho: nosotros estábamos primero. Las esperábamos.


–C. L.: ¿Dentro?
–A. B.: Sí, dentro de la cámara de gas.

–C. L.: ¿Y de repente llegaban ellas?
–A. B.: Sí, entraban.

–C. L.: ¿Cómo eran?
–A. B.: Estaban desnudas, sin ropa, totalmente desnudas.

–C .L.: ¿Totalmente desnudas?
–A. B.: Totalmente desnudas. Todas las mujeres y niños.

–C. L.: ¿Los niños también?
–A. B.: Los niños también, porque salían de los barracones después de desnudarse, y debían sacarse la ropa antes de ir a la cámara de gas.

–C. L.: ¿Qué sentisteis la primera vez que las visteis desnudas?
(...)

–C. L.: Os he preguntado qué sentisteis la primera vez que visteis a esas mujeres desnudas y a los niños. No me habéis contestado.
–A. B.: Sabéis, allí no "sentíamos" nada... Era muy duro tener sentimientos: imagínese, trabajar día y noche entre los muertos y los cadáveres. Tus sentimientos desaparecen. Eres como muerto al sentimiento, muerto a todo. Os explicaré una cosa: durante el período que fui barbero en la cámara de gas, llegaron unas mujeres en un transporte procedente de mi ciudad, Czestochowa. Yo conocía a muchas de ellas.

–C. L.: ¿Las conocíais?
–A. B.: Sí, las conocía, vivía en la misma ciudad, en la misma calle. Algunas eran amigas cercanas. Cuando me vieron, todas se aferraron a mí. ¿Abe, qué haces aquí? ¿Qué nos harán? ¿Qué podía decirles? ¿Qué podía decir? Uno de mis amigos estaba conmigo, también era un buen barbero de mi ciudad. Cuando su mujer y su hermana entraron en la cámara de gas...
Aquí, Bomba se detiene. Enmudece. El olvido está a punto de vencer. Lanzmann insiste:
–C. L.: Continúe, Abe. Tiene que hacerlo. Es preciso que lo haga.
–A. B.: Demasiado horroroso...

–C. L.: Os lo ruego, tenemos que hacerlo. Ya lo sabéis.
–A. B.: No podré.

–C. L.: Hay que hacerlo. Ya sé que es muy duro, lo sé, perdóneme.
–A. B.: No lo prolonguéis. (...) Lo metían todo en sacos y lo enviaban a Alemania.
La película no busca explicar. Ofrece el testimonio. Y junto a él los rostros, los parajes, el vacío. El silencio. Enseña lo que no puede ser visto, cómo toda prueba ha desaparecido, cómo las huellas del exterminio fueron borradas. No nos lega la constancia de lo que sucedió, sino del intento por olvidarlo. Y al espectador, a pesar del monumental trabajo y de la fuerza que las palabras de las víctimas contienen, apenas le llega un eco mitigado de la verdad desnuda de ese horror.


JOSÉ SÁNCHEZ TORTOSA