A semana passada celebrou-se em Barcelona um acto em homenagem ao Presidente Companys, responsável dos 8.000 assassinatos cometidos pelas milícias legalizadas e armadas por ele em 1936. Um ano mais os dirigentes de Esquerra Republicana de Catalunya organizaram uma marcha de antorchas inquedantemente semelhante às realizadas pelos názis nos multitudinários actos com que Hitler se homenajeava. Ao cabo, ERC tem sido durante a maior parte da sua existência uma partida de pistoleiros.
Com esta exibição de tintes fascistoides, assim como os modos abertamente copiados da Gestapo com que se conduzem os seus matões camisas negras e os maulets (lembremos a campanha de ameazas contra Jiménez Losantos e a COPE) os jerarcas do nazionalismo independentista catalão amosam bem às claras o terror que seriam capazes de desencadear se alcanzassem algum dia o poder absoluto.
As marchas de antorchas são uma velha prática fascista empregada, primeiro, por Benito Mussolini, que a acompanhava duma espectacular teatralidade demagógica; e, depois, por Adolf Hitler em 1933, quem a utilizava para lograr o efecto hipnótico de milheiros de homens desfilando em perfeita orde, com música de bands compactas de fundo, um bosco de bandeiras e grande quantidade de estandartes.
Uma marcha de antorchas precedeu à defenestração de Bruning e, como manobra intimidatória, a marcha das teas permitiu a Hitler ser nomeado por Hindenburg novo Chanceler do Reich. Era implícita a ameaza de incendiar Berlin, se o Fuhrer não era reconhecido como homem forte de Alemanha.
Assimesmo, o lume das antorchas está associado a antigos rituais paganos que Hitler investugou a partir de litúrgias dos povos teutões.
Essa mesma semana, Josep-Lluís Carod-Rovira, vicepresidente de Catalunha, publicava um texto no jornal Avui. Nesse escrito intentava equiparar a suposta catalanofóbia com o antisemitismo. A seguir reproduzimos o acertadíssimo artigo com que Ariel Kanievsky, no seu blogue Acción por Israel, dou réplica ao disparatado dislate do Sr. Carod.
SOPHIA L. FREIRE
ISRAEL, JUDÍOS, CATALUÑA, CATALANES
El intento de comparación entre un fenómeno aislado, como es la catalanofobia, con el antisemitismo, un fenómeno que durante más de dos mil años ha perseguido al pueblo judío de manera asfixiante, llegando a provocar el mayor crimen en la historia de la humanidad, es un vil ejercicio de banalización cuyo planteamiento no se sostiene por ningún sitio.
[...] Ayer y hoy, en España, judeofobia y catalanofobia van de la mano.
El diagnóstico de Carod es, lamentablemente, erróneo. A lo largo de la historia, el tradicional antisemitismo católico español ha podido también encontrarse, en distintas épocas, en el territorio catalán: la matanza de judíos en el call de Barcelona en 1391; la famosísima disputa entre el representante cristiano, Pau Cristiá, un judío converso, y el gran rabino de Cataluña, Najmánides, del año 1261; la publicación en 1280 del Pugio Fidei de Ramón Martí, manual antisemita de referencia para la mayoría de autores cristianos de la Edad Media; etc.
Como su propio nombre indica, el Pugio Fidei (Puñal de la Fe) es un combate en ofensiva, un asalto contra el judaísmo. La obra no estaba destinada a los judíos sino a los misioneros cristianos que debían ser advertidos: "el judaísmo es una peligrosa herejía contra el Antiguo Testamento que ha sido sembrada por el Diablo y que sólo podía causar daño. Cuanto antes fuese extirpado, mejor para la sociedad cristiana".
Muchos catalanistas son antisemitas y muchos catalonófobos son defensores del estado de Israel y el pueblo judío. Ejemplos los hay por doquier... Véanse las constantes muestras de judeofobia de los miembros de Iniciativa per Catalunya (partido político catalanista) o la firme defensa de Israel que realiza la COPE (emisora de radio próxima al Partido Popular que deslegitima a Cataluña de manera incesante, fomentando en algunas ocasiones el odio al catalanismo). En España, los críticos con el estado de Israel suelen tener una visión favorable a las aspiraciones de los catalanes y al derecho de todos los pueblos a la autodeterminación.
Sin ir más lejos, Joan Tardá, un diputado de ERC Esquerra Republicana de Catalunya, declaró en enero de 2009 que "todos los soldados del ejército de Israel sean incluidos en la lista de genocidas que deben ser requeridos para dar cuenta de crímenes contra la humanidad".
Para un servidor, que es judío e israelí, resulta muy halagador el hecho de que el vicepresidente del Govern de Catalunya se sienta unido, de un modo emocional, al pueblo judío, pero ¿no es ERC tu propio partido, Carod?
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