18/04/10

LA HIPOCRESÍA DE LA IZQUIERDA

El 22 de enero los manifestantes semanales, árabes e izquierdistas israelíes, contrarios a la instalación de judíos en Sheikh Jarrah, fueron acompañados por un grupo de notables judíos israelíes, entre ellos el ex portavoz de la Knesset, Avraham Burg, y por un ex ministro de Educación, Yossi Sarid.

Protestaban contra el desplazamiento de colonos judíos hacia las casas de residentes judíos en Sheikh Jarrah en 1948, en el Jerusalém oriental, los cuales habían sido obligados a huir cuando se encontraron en el lado jordano de la frontera.

El 7 de marzo, Burg, explicó sus sentimientos en un editorial, "Una vez la justicia moraba aquí. Ahora, los colonos están asesinando el alma del país ... No vamos a callarnos cuando Ahmed y Aysha están durmiendo en la calle fuera de su casa (por no querer pagar el alquiler a los reconocidos propietarios judíos)". Para Burg, los manifestantes (contrarios a la instalación de esos colonos) eran "personas integras". Los "judíos deberían abandonar Sheikh Jarrah ahora mismo".

Otra famosa activista en la lucha contra la instalación en Sheikh Jarrah es Sahar Vardi, hija del Dr. Amiel Vardi, de la Universidad Hebrea. Sahar, que se negó a hacer su servicio militar, afirmó en una entrevista que es "inconcebible para mí vivir en mi casa en la Colonia Alemana y estudiar lo que me gusta, cuando los árabes están siendo expulsados de sus hogares en el este de Jerusalém.

A finales de marzo, otro activista judío por Sheikh Jarrah y llamado Michael Solsberry, fue detenido en su casa en el barrio del este de Jerusalém de Pisgat Ze'ev.

Hay un tronco común que atraviesa a todos los que son activos contra esta instalación de judíos en ese barrio árabe. Muchos provienen de familias importantes, de medios acomodados, y muchos viven en barrios ricos. Nada hay de malo en esto, excepto cuando se tiene en cuenta lo que ellos piden a los demás. Mientras dicen estar a la vanguardia de los derechos humanos, su activismo oculta una verdad más oscura. Ellos creen que es aceptable vivir donde ellos quieran, sin aceptar protestas en su contra, pero se niegan a que otros puedan vivir en ciertas áreas que ellos consideran que están fuera de unos límites (marcados por ellos).

Los recientes ataques encaminados a impedir que los judíos puedan vivir en zonas árabes de Jaffa fueron apoyados por el abogado Gil Gan-Mor, de la Asociación de Derechos Civiles de Israel (ACRI). La lógica detrás de la postura de la ACRI supone oponerse a que algunos judíos deseen vivir allí, los cuales son miembros de Be'emuna, una organización sionista religiosa.

En cambio, la mismo ACRI apoyó a Adel e Inan Kaadan (árabes israelíes) en su afán por desplazarse a vivir al pueblo judío de Katzir. ACRI fue hasta la Corte Suprema y recibió una sentencia del presidente del tribunal Aharon Barak que afirmaba que "ser un estado judío democrático, como la Ley Fudamental afirma (dignidad humana y libertad asegurada), supone que Israel debe actuar de acuerdo con el principio de igualdad".

Consideren ahora el lema del Meretz (partido por antonomasia de la izquierda guay y políticamente correcta) para las elecciones del 2008 en el ayuntamiento de Jerusalém: "Hay que poner fin a la haredización de la ciudad (es decir, a la creciente presencia de los haredíes)". Pepe Alalu, concejal del Meretz, ha estado a la vanguardia en la "lucha" contra el pretendido control por parte de los haredíes de barrios como Kiryat Hayovel, un lucha que llevó a la demolición de un "eruv" (un límite alrededor de una comunidad que permite a los judíos religiosos delimitar sus desplazamientos durante el Shabbat) erigido por los judíos religiosos.

Irónicamente, Alalu sería el primero en levantarse en contra de cualquier consigna que exigiera el cese "de la arabización de Gilo y Pisgat Ze'ev".

Ahora volvamos a la historia de Burg, Vardi y Solsberry. Burg reside en el hermoso y tranquilo asentamiento comunal de Nataf, en las colinas de Jerusalém. Fundado en 1982, cuenta con grandes villas con vistas a la Línea Verde. En 2006 tenía 387 habitantes. Se construyó sobre tierras adquiridas a los árabes de la vecina localidad de Abu Ghosh. Nataf había sido el hogar de un effendi árabe y tenía 16 residentes musulmanes en 1922 y 40 en 1945.

Una foto de Burg en el diario The New York Times en 2008 lo muestra en su casa adornada con mapas y jarrones.

Vardi, de acuerdo con un entrevista en el Haaretz de marzo, reside en la Colonia Alemana (German Colony), un barrio frondoso de Jerusalém que una vez albergó a cristianos alemanes. Solsberry vive en Pisgat Zeev, una comunidad judía de Jerusalém establecida más allá de la Línea Verde.

Yossi Sarid, quien también participó en la protesta en Sheikh Jarrah, reside en Margaliot, un moshav del Norte, el cual fue la aldea chiíta de Hunin antes de 1948.

Para todos estos activistas judíos, contrarios a una instalación de judíos en Sheikh Jarrah, les parecería el colmo de la hipocresía que pudieran echarles de sus casas, construidas sobre antiguo territorio o aldeas árabes, o incluso en "asentamientos ilegales", mientras protestan contra aquellos judíos que quieren vivir en antiguas casas judías en un barrio árabe. Para el ACRI y Pepe Alalu, debe existir una igualdad de derechos para aquellos árabes que deseen residir en zonas judías, pero dan una interpretación diferente para aquellos judíos religiosos que desean residir en zonas árabes o entre los judíos laicos.

El doble rasero empleado por estas organizaciones, políticos y activistas no es exclusivo de Israel. En lugares como Arizona, Vermont y Montana, a menudo es habitual que personas que se instalan en areas "prístinas y virgenes" luego se quejen de otros que posteriormente desean "instalarse y construir nuevas viviendas" que podrían arruinar su visión de una zona que "debería" permanecer inamovible según sus gustos.

Israel está cada vez más dividido entre aquellos que ya se han establecido en lugares "vírgenes y prístinos" y aquellos que también les gustaría vivir ese sueño por sí mismos. También existen algunos laicos que desean vivir en paz y sin embargo niegan a otros su estilo de vida (como ciertos casos de laicos en Tel Aviv que tratan de impedir o limitar la instalación de judíos religiosos y haredíes en sus barrios). También hay árabes que desean que sus comunidades sean un 100% árabes (los pueblos árabes de Galilea), y sin embargo también quieren tener el derecho a vivir en zonas judías (como es el caso de aquellos árabes que desean vivir en poblaciones judías de Galilea con una normas de vida determinadas y una ideología sionista que desean conservar, y que los pretendientes árabes no desean respetar).


SETH FRANTZMAN


Fonte: SAFED TZFAT

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