22/12/09

ENTRE EL SER Y EL NO SER


Hace cinco años se decubrió que el presidente de Amical Mauthausen, asociación que agrupaba a españoles que habían sido prisioneros en campos nazis, era un impostor. Enric Marco, que fue secretario general de la CNT entre abril de 1978 y diciembre de 1979, se inventó un pasado como el deportado 6.448, que había huído de Barcelona como polizón en un barco que lo llevó a Francia y que allí fue detenido y entregado a los nazis, que lo internaron en el campo de concentración de Flossenburg en 1943 y allí permaneció hasta la liberación del campo por los aliados en 1945.

En realidad, Marco emigró a Alemania como un trabajador más en 1942. Fue detenido por difundir informaciones sobre la marcha de la guerra que traducía de la prensa portuguesa y enviado al penal de Kiel, donde pasó unos meses. Excarcelado por los propios nazis en 1943, volvió a España, donde forjó su memoria de resistente, sobre todo a partir de la transición y de la entrevista que le hicieron en la revista Por Favor José Martí Gómez y Josep Ramoneda. A partir de allí fue el no parar: recorrió las escuelas de Cataluña contando las atrocidades de los campos de exterminio nazis. Llegó a hacerlo en el mismísimo Congreso de los Diputados en enero de 2005. Naturalmente, la Generalitat de Cataluña premió su vida ejemplar con la concesión de la Creu Sant Jordi, que le fue reclamada con posterioridad, al descubrirse el fraude, en un acto de extraordinaria injusticia histórica. La comunidad política y humana que homenajea el 11 de septiembre de todos los años a Rafael de Casanovas como mártir de la Diada, ¿qué pegas tiene que oponer a Enric Marco?

En ambos casos, lo importante es el relato, no la historia. Según cuenta él todo empezó por su facilidad de palabra: cuéntalo tú, que tienes más gracia. Por eso está lleno de sentido el aparente oxímoron de la pregunta que el periodista Julián García hace a Lucas Vermal,, codirector, junto a Santiago Fillol, de 'Ich bin Enric Marco', documental que se acaba de estrenar en Madrid y Barcelona sobre la doble vida de Marco: la real y la inventada:

“En el documental, Marco se niega a pedir perdón, pues sigue considerando que, aunque era un embustero, jamás mintió”.


George Orwell lo había previsto. En un ensayo titulado 'Notas sobre el nacionalismo' del que ya hemos hablado aquí, así como del concepto orwelliano de nacionalismo, dice:

“En el pensamiento nacionalista hay hechos que son verdaderos y falsos al mismo tiempo, que se conocen y se desconocen. Un hecho sobre el que se tiene conocimiento puede ser tan insoportable que se arrincona sin que se le permita ser procesado lógicamente. O también puede ser objeto de cálculo sin que llegue a admitirse como un hecho.

Al nacionalista le obsesiona la creencia de que se puede cambiar el pasado […]. Sucesos que se piensa no deberían haber sucedido se silencian y en último lugar se niegan […]. Se alienta la indiferencia ante la verdad objetiva, sellando un mundo de otro, haciendo así más duro el poder descubriir lo que realmente está pasando […]. Si una persona alberga en su mente un odio o lealtad nacionalista, algunos hechos son inadmisibles aunque se sepa que son ciertos”.

Enric Marco debería ser el laico patrón de la Memoria Histórica. Otra cuestión es por qué abunda mucho más el tuneo en las filas de la izquierda que en las de la derecha, o así me lo parece a mí en un repaso somero: La vida y milagros de Enrique Tierno Galván, empezando por su lugar de nacimiento, Miterrand y el atentado de la OAS del que hablábamos ayer, los 60 años de disimulo de Gunther Grass, la impostura de Althusser, los estudios de Ingeniería y Ciencias Económicas de Luis Roldán, el pasado de los padres de María Teresa Fernández de la Vega y Fernández Bermejo, las gestas científicas y universitarias de Bernat Soria, el imposible desequilibrio de la memoria entre los dos abuelos del presidente del Gobierno, la gesta de un dirigente local alavés de Izquierda Unida, Aitor Ibabe, hijo de un empresario de máquinas tragaperras, que se inventó una biografía como hijo de un bracero andaluz para afearle a Cosme Delclaux, entonces secuestrado por ETA, su condición de niño bien. And so on. Serán bienvenidas todas las puñaladas traperas a la memoria de la derecha española.

Bueno, después de todo, si nos ponemos indulgentes, Enric Marco no es más que un general della Rovere, catalán style, podríamos decir. También el personaje de Rosellini que interpreta Vittorio de Sica acepta el parecido con un héroe de la resistencia al fascismo y se hace pasar por él. Es verdad, pero la diferencia es muy interesante. De Sica, al ser confundido en cárcel (adonde le han llevado unos pequeños hurtos y su condición de proxeneta menor) con el general della Rovere, se ve reflejado en un espejo que le devuelve una imagen favorable de sí mismo. Tanto, que asume el parecido hasta el paredón de fusilamiento para morir gritando "¡Viva Italia!". Nuestro general della Rovere aparece cuando el fascismo es sólo un recuerdo, para decir: "¿Os acordáis de aquel mítico resistente antifascista? Sono io".

Ayer entré en la farmacia de mi barrio para comprar algo para una inflamación de garganta que se me declaró al levantarme y vi un anuncio de cremas faciales para chicas con un eslogan irresistible: "Corrige el pasado". El oficio de remiendavirgos aún tiene mucho porvenir entre nosotros.


SANTIAGO GONZÁLEZ

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