07/11/09

¿POR QUÉ ISRAEL NO PUEDE ESPERAR?



¿Hay algo peor que un Estado expansionista? Sí, un Estado expansionista al que no le importa para nada recurrir a grupos terroristas para conseguir sus fines. ¿Y hay algo peor que un Estado expansionista que alienta el terrorismo internacional? Sí, un Estado expansionista y terrorista con ambiciones nucleares. Pues bien, como nos recuerda este libro, fruto de una serie de entrevistas con el liderazgo israelí realizadas en julio, eso es lo que es Irán.

¿Cuál es la ventaja de esta nueva obra sobre Israel e Irán, además de su brevedad y actualidad? Que no se limita a explicarnos el pasado, sino que plantea los futuros (in)mediatos que se le pueden avecinar a Israel.

Hay quien piensa que Israel debe dejar correr el tiempo, ver cómo evoluciona la situación interna en Irán –particularmente tras las elecciones del pasado 12 de junio y las continuas protestas contra Ahmadineyad y el líder supremo, Alí Jamenei– y dejar que el presidente americano, Barack Obama, se dé cuenta de que su política de acercamiento a los ayatolás no da fruto alguno y, consecuentemente, adopte una actitud de firmeza y más sanciones y, quién sabe, profiera algunas amenazas.

Pero tanto lo uno como lo otro puede llevar su tiempo, demasiado tiempo. ¿Por qué cree el autor que Israel no puede permitirse el lujo de esperar? Por una sencilla razón: porque en dos años, pongamos por caso, va a tener que lidiar con demasiados asuntos simultáneamente, lo que le restará capacidad para hacer frente a su peor pesadilla, un Irán nuclear manejado por Ahmadineyad. Hamás y Hizbolá, gracias a la ayuda directa de Teherán (el buque Francop, recientemente interceptado, llevaba 60 toneladas de cohetes y bombas iraníes para la milicia terrorista de Hizbolá en el Líbano) y la dejación de Finul y la UE , en dos años serán más fuertes, estarán mejor armados y tendrán más atrevimiento. Cosas como el informe Goldstone, que da legitimidad a los terroristas palestinos, no pueden sino dar alas a los extremistas en la zona.


En segundo lugar, y precisamente al filo del informe Goldstone, Israel vuelve a sufrir una campaña de deslegitimización que puede acabar, si nadie la para antes, con su aislamiento internacional, lo que puede afectar a sus opciones estratégicas.

En tercer lugar: si el plan Fayyed es apoyado por la UE, como Javier Solana ha sugerido, Israel se va a encontrar en dos años con el reconocimiento internacional, a lo Kosovo, de un Estado palestino, aunque no se entre en la delimitación de sus fronteras y no tenga capacidad para autogobernarse. Lo importante, aquí, es lo simbólico y político.

Por último: en dos años, el primer ministro israelí se estará aproximando inexorablemente a la dramática hora de tener que decidir qué hacer con el programa nuclear iraní, dado que la comunidad internacional habrá sido incapaz de pararlo (como se está viendo de nuevo en la ronda de negociaciones de Ginebra).

Por todo ello, Corsi cree que el tiempo no juega a favor de Israel, y que Jerusalén no puede esperar indefinidamente. Tal vez ni siquiera un rato.

En cualquier caso, es difícil saber qué podrán hacer, llegado el momento, las autoridades judías. Mucho dependerá de las circunstancias. Sea como fuere, si usted quiere enterarse de los factores que cualquier líder israelí debe tener en cuenta en los próximos meses, no deje de leer esta obrita: no le llevará mucho tiempo, y es una más que buena introducción a los dilemas que se afrontan en Oriente Medio.

Eso sí, recuerde que Israel es un país de una sola bomba: a Irán le bastaría con detonar un solo artefacto nuclear para acabar con el Israel que conocemos. Esto es algo que nadie en el Estado judío puede obviar.


JEROME R. CORSI: WHY ISRAEL CAN'T WAIT. THE COMING WAR BETWEEN ISRAEL AND IRAN. Threshold Editions (2009), 128 páginas. 


RAFAEL L. BARDAJÍ

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