20/02/10

TESTIGO PRESENCIAL


El thriller del año son los 27 minutos que describen los preparativos del asesinato de un terrorista de Hamás a cargo de los servicios secretos israelíes. Acabo de verlo en el blog Nihil Obstat. Un asombroso montaje de la policía de Dubai, el lugar del asesinato, realizado con las filmaciones de múltiples cámaras de seguridad y una colección de subtítulos explicativos. El thriller empieza 19 horas antes de la muerte con la llegada a Dubai de los primeros miembros del comando asesino y acaba con su huida después de que electrocutaran en la habitación 230 del Hotel Al-Bustan Rotana al terrorista palestino. La filmación recorre aeropuertos, vestíbulos, recepciones, ascensores, plantas y pasillos de hotel, parkings y centros comerciales. El guión sigue una estructura cronológica y la calidad de las imágenes es apreciable. Que yo sepa es la primera vez que se hace un documental enteramente basado en imágenes de cámaras de seguridad: pero como todo lo que se hace ya se ha hecho, debe de ser la segunda.

El profundo desasosiego que provoca tiene que ver con su penetración hasta el núcleo de la intimidad de un crimen. Antes de Dubai esas horas previas sólo pudieron ser imaginadas. Tiene que ver, así, con la potencia de la realidad y de la objetividad, esos dos monstruos cuya existencia niegan los profes a los niños durante su primer día en la academia. Cuando los dos agentes camuflados en tenistas entran en el ascensor con su víctima evoqué al niño James Bulger de la mano de su secuestrador: aquel terrible momento en los grandes almacenes. Algo ayuda decirse que en el ascensor van tres asesinos; pero es momentáneo y engañoso: un hombre (otra cosa son las bestias) sólo puede ver, allí y en ese momento, dos asesinos y su víctima. Hay una última clave retórica para explicar la conmoción: el thriller elige la trama clásica de la cuenta atrás pero todo lo que hay en ella, texto e imágenes, es veraz. Algo así como una novela donde todas las palabras correspondieran a un hecho: es decir el viejo sueño fracasado de Capote & sons, resuelto por fin con éxito: ni un nexo sobrero, ni una dramatización espuria; sólo el tiempo llevando firme el pulso del relato. En la policía de Dubai hay un artista de nuestro tiempo: que por cierto podría hacer otro documental de gran éxito describiendo el making of de este Testigo presencial, así llamado en homenaje a la cámara de seguridad, un artefacto ya no sólo ético sino también estético.

El virtuosismo técnico es grande y grave pero no permite que el espectador llegue a la habitación del crimen. Sin embargo, parece que los asesinos interrogaron a su víctima durante un cuarto de hora y después la electrocutaron. Es muy probable que lo grabaran todo. Sin filmarla, ya ni la muerte existe.


ARCADI ESPADA




Sem comentários:

Enviar um comentário